Momento histórico en EEUU

Fiesta en Mar-a-Lago: Donald Trump refuerza su campaña y liderazgo en el Partido Republicano tras ser acusado

El expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, saluda a sus seguidores.

El expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, saluda a sus seguidores. / AFP

Idoya Noain

Hay cosas de las que solo Donald Trump parece capaz. El mismo salón de Mar-a-Lago que acogió hace cuatro meses y medio un desangelado anuncio de candidatura para buscar la nominación presidencial republicana para 2024 se volvía este martes una fiesta donde los invitados estaban exultantes. Y eso que en las horas previas el celebrado orador que iba a hablarles durante 25 minutos había ganado en Nueva York el dudoso honor de entrar en la historia como primera persona que pasa por la presidencia de Estados Unidos en ser fichado como un criminal e imputado con cargos penales.

Si en noviembre Trump estaba de capa caída en el Partido Republicano, debilitado ante estrellas en ascenso como el gobernador Ron DeSantis, lastrando las distancias que algunos marcaban con él tras el asalto al Capitolio y golpeado por los pésimos resultados de sus candidatos y más radicales seguidores en las legislativas, tras la imputación vuelve a ser el líder indiscutible de la formación. Su ventaja sobre potenciales rivales en las encuestas no ha hecho sino crecer en los últimos días. Y sus cofres se llenan: más de ocho millones de dólares en donaciones solo en los cuatro días siguientes a saberse que un gran jurado había aprobado los cargos.

Si durante casi tres semanas se especulaba sobre el beneficio a corto plazo que Trump podía sacar de la imputación, ahora ya nadie lo discute como un hecho incontestable. Vuelve a ser estrella en Fox News, una cadena que ni dio integro aquel lanzamiento de campaña en noviembre. Ha vuelto a tener una cobertura desorbitada en los medios. Y ha conseguido que hasta compañeros de filas que nunca han ocultado su desdén hacia un líder dos veces sometido a ‘impeachment’ se suban al carro de denuncia de una supuesta persecución política. El senador de Utah Mitt Romney sigue viéndolo como “no adecuado para el cargo”, pero prefiere destacar el supuesto “peligroso precedente” abierto por la fiscalía de Nueva York.

“Antes se tambaleaba porque todas sus quejas miraban hacia el pasado, ahora tiene un nuevo agravio”, ha razonado Sarah Longwell, una asesora republicana y anti-Trump hablando de la nueva vida que ha ganado su campaña con la imputación.

Ataques a fiscales, jueces y Justicia

Su discurso del martes entre los dorados de Mar-a-Lago asienta esa idea. Porque Trump ha reciclado la lista de sus grandes éxitos de lamentos, victimización y lenguaje apocalíptico sobre el país si él no está al frente, pero ahora pone renovado foco en las múltiples investigaciones que estrechan a su alrededor el cerco legal, y en quienes las dirigen. Se ensaña insultando a los y las fiscales de los cinco casos principales (y a sus familias), o al juez que preside en Nueva York un caso que tilda de "ridículo". Y asegura que todo es “interferencia electoral”. “Como no pueden ganarnos en las urnas intentan ganarnos a través de la ley”, decía (en 2016 ganó el colegio electoral pero no el voto popular y en 2020 perdió ambos).

largo plazo, y especialmente de cara a las presidenciales, la imputación y las que podrían llegar puede pasarle factura, especialmente entre votantes independientes o los más moderados del Partido Republicano. Pero de momento Trump solo necesita afianzar y ampliar su base para solidificar el puño de hierro con que vuelve a apretar a la formación.

Este miércoles acudía a su red social para llamar a reducir la financiación del Departamento de Justicia y el FBI. Es el mismo Trump que se ha presentado siempre como candidato y presidente de “ley y orden”, el mismo que ridiculizó y asaltó el eslogan “defund the police” tras el que latían propuestas de reformas policiales tras casos de violencia y racismo policial.