Visita de Pedro Sánchez

China busca en España un puente hacia Europa para salir de su aislamiento

Sánchez prepara una visita con riesgos diplomáticos, porque es la primera tras el "plan de paz" chino criticado por Washington | El país asiático, después de tres años encerrado en sí mismo, necesita afianzar su relación comercial con la UE

Pedro Sánchez junto a su homólogo chino, Xi Jinping.

Pedro Sánchez junto a su homólogo chino, Xi Jinping.

Mario Saavedra

Durante muchos años, el Gobierno de Pekín afirmó, siempre que tuvo ocasión, que España era “el mejor amigo” de China en la Unión Europea. Luego le decía algo similar a otros países, como Grecia. Pero lo cierto es que las relaciones diplomáticas con el gigante asiático (medio siglo han cumplido este año) han sido siempre bastante fluidas. Madrid ha sido siempre laxo en sus críticas a Pekín por las violaciones de derechos humanos (disidentes, Xinjiang o Tíbet), al contrario que países como Alemania o Francia.

Xi Jinping quiere aprovechar esa cercanía para usar a España como puente hacia una Europa que cada vez mira con más dudas y división al gigante asiático. El hecho de que Pedro Sánchez vaya a presidir el Consejo de la Unión durante la segunda mitad del año va a ser clave. El presidente español llevará la batuta de las iniciativas que van a revisarse en los 27. 

China lleva tres años sumida en un aislamiento casi total por su política de Covid cero, el intento de que el virus no entrara en el país. El golpe a la economía ha sido duro: su PIB sólo creció un 2,2% en 2020, en un país que registró durante muchos años crecimientos que alcanzaban los dos dígitos. El puerto de Shanghái, uno de los más importantes del mundo, se convirtió durante la pandemia en una sombra de lo que fue. La población no lo aguantó, se rebeló y Xi Jinping decidió en enero cambiar drásticamente de rumbo: apertura total; fuera los controles constantes, las vallas encerrando barrios enteros, los controles draconianos en puertos y aeropuertos. 

“La relación comercial con la UE es clave para China, especialmente ahora tras esta mala racha que ha vivido desde el comienzo del covid”, dice a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA el analista Steven Lee Myers, excorresponsal del New York Times en China y Rusia. “Creo que China está inmersa en una gran iniciativa diplomática global y quiere recobrar la relación con la Unión Europea y fortalecerla, especialmente en un momento en el que se lleva cada vez peor con Estados Unidos”.

Diplomacia de dictadura

Este nuevo “push” diplomático chino ha dejado boquiabiertos a analistas y cancillerías globales. Ha conseguido, para sorpresa de todos, que Arabia Saudí e Irán restablezcan lazos diplomáticos. Ambos países son competidores regionales y libran un enfrentamiento indirecto Yemen, país que recibe apoyo de Teherán en su guerra con Riad.

Unos días después de apuntarse este tanto diplomático, Xi Jinping emprendió viaje a Rusia, Su primera salida del país tras tres años de encierro. Coronado ya como máximo líder incontestado y sine die del país en el último Congreso del Partido Comunista, Xi fue agasajado por su homólogo ruso y amigo, Vladímir Putin: comidas, oropeles y bandas de música, enormes banderas, y una conversación captada por las cámaras durante la despedida: "Se están produciendo cambios que no hemos visto en cien años”, le dijo Xi a Putin. “Y somos nosotros quienes los estamos liderando juntos".

¿A qué cambios se refiere? La situación geopolítica del mundo está sufriendo uno de los mayores cambios en décadas. La invasión rusa de Ucrania ha golpeado el tablero internacional y las alianzas se reconfiguran. 

Europa trata de mantener un cierto equilibrio entre su apoyo sin fisuras a la OTAN y a Ucrania y la llamada autonomía estratégica (no depender de un sólo país, ya sea como suministrador de gas -Rusia- o de la defensa militar -Estados Unidos-). El canciller alemán, Olaf Scholz, despejó una incógnita fundamental para China en su visita de Estado hace unas semanas: Alemania no se “desacoplará” de la economía china como está haciendo de la rusa. Washington presiona a sus aliados europeos para que empiecen a considerar al gigante asiático como un reto sistémico y un rival. Pero Berlín pide calma. 

Es en este esquema donde encaja el mal llamado ‘plan de paz’ chino, que es más bien una declaración de toma de postura política sobre el conflicto. Pide Pekín el cese de hostilidades (algo que podría servir a Rusia para rearmarse), que se descarte el uso de armas nucleares, que se respete la soberanía de todos los Estados, que no haya sanciones unilaterales (mensaje a Occidente) y que se retomen las negociaciones de paz. Nada sobre la devolución de los territorios invadidos o la salida del país. 

“Es muy significativo que China haya presentado el plan de paz sólo a la parte agresora”, opina para EL PERIÓDICO DE ESPAÑA José María Peredo, catedrático de Política Internacional en la Universidad Europea. “Por eso ya ha sido rechazado por Estados Unidos y, parcialmente, por la Unión Europea”. 

“El ‘plan de paz’ es parte del nuevo esfuerzo chino por ser alguien en la escena internacional”, añade Lee Myers. “No lo quiero despreciar del todo, porque no se conocen todos los detalles, pero lo cierto es que en su visita de Estado, para Putin lo más importante era la cuestión económica”.

Los riesgos de Sánchez

Por todo ello, el anuncio de la visita de Pedro Sánchez a Xi Jinping justo después de que éste viera a Putin hizo saltar algunas alarmas en el mundo diplomático. ¿Usaría el presidente chino al español como punta de lanza de sus intereses políticos y diplomáticos? ¿Trataría de usar a Sánchez para dar vigor a su ‘plan de paz’?

“El anuncio de la visita de Sánchez sorprende por el momento en el que se ha hecho, pero España es un país que se ha comprometido de forma absoluta con la ayuda a la defensa de Ucrania y condena la acción rusa, y eso va a determinar la posición del presidente español en su visita a Xi”, opina Peredo. “Quizá sirva para que Sánchez consiga algo de información entre bambalinas sobre las intenciones reales de Xi”, añade Lee Myers. 

Dentro de la Unión Europea se ha conseguido mantener una cierta unidad respecto a Ucrania, pero hay diferencias sustanciales, y se teme que China aproveche estas divisiones. Ya ocurre, por ejemplo, con Hungría, el país con una cierta deriva autoritaria que es, también, un gran aliado del régimen chino. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha tenido que enfrentarse a la oposición ciudadana por la construcción en Budapest de un campus de la Universidad de Fudan.

Al mismo tiempo, China quiere seducir al llamado “sur global” (los países en vías de desarrollo no alineados con la OTAN, como India, Sudáfrica o Brasil), que están muy lejos de apoyar la posición aliada contra Rusia y suelen decantarse en muchos aspectos por la cooperación con China, menos exigente en materia de derechos humanos o respeto del medio ambiente. 

En esta suerte de competición global por la consolidación de aliados, la Unión Europea aprovecha y mira a América Latina. Sánchez, antes de viajar a Hainán (para la cumbre económica del llamado "Davos" chino, el foro Boao) y Pekín, va a asistir a la cumbre de países iberoamericanos en Santo Domingo. La idea fuerza que telegrafía el Gobierno es que este año, y gracias a la presidencia española de la Unión,

. Con permiso de China.