Una de cal y una de arena en el caso de Steve Bannon, el estratega ultraderechista y antiguo asesor del expresidente republicano de Estados Unidos Donald Trump que en julio fue declarado culpable de dos cargos de desacato al Congreso por negarse a responder a una citación del comité especial que investiga el asalto al Capitolio. Este viernes Bannon ha sido sentenciado a cuatro meses de cárcel por cada uno de los cargos (aunque los cumplirá simultáneamente) y a una multa de 6.500 dólares, pero el juez que ha dictado esa sentencia, Carl Nichols, le permitirá no entrar inmediatamente en prisión y esperar a que se resuelva la apelación que Bannon y su defensa ya han anunciado que van a presentar, siempre que ese recurso se presente "en un tiempo adecuado".

Bannon, una figura clave de la extrema derecha estadounidense y global, enfrentaba una pena mínima de un mes de cárcel y podía haberse convertido en la primera persona que ingresaba en prisión en EEUU por desacato al Congreso en más de medio siglo. Enfrentaba también una petición de la fiscalía que pedía elevar la sentencia hasta los seis meses y los 200.000 dólares de multa. Pero el juez Nichols, pese a mostrar su acuerdo con la mayoría de los argumentos presentados por los fiscales y pese a recordar también que Bannon “no ha mostrado arrepentimiento por sus acciones” y “todavía tiene que probar que tiene intención de cumplir con la citación”, le ha librado por ahora de prisión.

Desafiante

La decisión ha sido bienvenida por Bannon, que se ha mostrado triunfal y desafiante a las puertas del tribunal tras la vista de su sentencia, unas declaraciones ante la prensa en las que ha vuelto a proclamar la mentira de que hubo fraude electoral en las elecciones presidenciales de 2020 en las que perdió Trump. “El 8 de noviembre va a haber un juicio del régimen ilegítimo de Joe Biden”, ha dicho propagando esa mentira y en referencia a las próximas elecciones legislativas, en las que los republicanos apuntan a recuperar el control de la Cámara Baja, lo que significaría el fin seguro de la comisión de investigación.

Bannon ha asegurado que los argumentos de su apelación serán “a prueba de balas”. Sus abogados defienden que solo pretendía “defender la Constitución y, por recomendación de su abogado, el privilegio ejecutivo” que supuestamente hacia confidenciales sus comunicaciones con la Casa Blanca y el entonces presidente. Y aunque el argumento es endeble, dado que abandonó su cargo de asesor oficial a mediados de 2017 y luego mantuvo sus contactos con el entonces presidente como ciudadano privado, y dado también que este verano Trump le envió dos cartas en las que se mostraba dispuesto a levantar ese supuesto privilegio, puede que avancen.

El juez Nichols este viernes ha citado el consejo de su abogado y el hecho de que el comité no emprendiera acciones penales por lo civil para tratar de que cumpliera con la citación como argumentos a su favor.

Papel el 6 de enero

En la última vista del Comité se emitieron audios grabados a Bannon en los que se le escuchaba decir unos días antes de las elecciones presidenciales del 2020 que Trump declararía victoria pasara lo que pasara en las urnas. “No quiere decir que sea el ganador, simplemente va a decir que ha ganado”, explicó en una conversación con un grupo de socios de China donde adelantó lo que ocurrió el 3 de noviembre de 2020 y a partir de entonces, incluyendo después de que el 7 de noviembre se confirmara la victoria de Joe Biden en las presidenciales. “Va a decir que las han robado, esa es nuestra estrategia”.

En una aparición en el podcast de Bannon a finales del año pasado otro antiguo asesor de Trump, Peter Navarro, dio crédito al estratega como “el héroe del 6 de enero” que tuvo “la estrategia de ir a Capitol Hill”. Navarro también se ha negado a responder a una citación del comité del Congreso (que en la última vista aprobó unánimemente citar también al propio Trump) y, como Bannon, va a ser juzgado por cargos de desacato. 

Otro juicio en Nueva York

Pese al triunfalismo de Bannon sus problemas con la Justicia no acaban en este proceso. Enfrenta también otro casoen Nueva York, donde en septiembre fue imputado con siete cargos de lavado de dinero, conspiración y fraude por desviar para uso personal millones de dólares recaudados supuestamente para apoyar la construcción del muro en la frontera con México. Aunque Trump usó su último día en la Casa Blanca para conceder un perdón presidencial a su exasesor en un caso federal por esos mismos cargos, la clemencia ejecutiva no aplica a casos estatales.