La segunda batería de sanciones contra Rusia, en respuesta a la invasión este pasado jueves de Ucrania, golpeará con extrema dureza al sector financiero del país con el objetivo de “debilitar la economía” rusa, golpear los intereses financieros del Kremlin y su capacidad para financiar la guerra en Ucrania. Los Veintisiete impondrán nuevas restricciones a bancos, al sector energético, al transporte, a los bienes tecnológicos de uso dual, a las exportaciones e incluso restringirán la concesión de visados además de incluir nuevos altos cargos en la lista de personas que tienen prohibida su entrada en territorio europeo y sus bienes congelados, según consta en las conclusiones adoptadas por los jefes de estado y de gobierno de la UE durante una cumbre de emergencia este jueves en Bruselas.

La idea, según ha explicado este jueves la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, es apuntar "a sectores estratégicos de la economía rusa, bloqueando el acceso a tecnologías y mercados que son clave para Rusia, su base económica y su capacidad de modernización” por lo que “tendrán un fuerte impacto económico, suprimirán el crecimiento, aumentarán el coste de los préstamos, elevarán la inflación, intensificarán las salidas de capital y erosionarán gradualmente su base industrial", ha explicado o sobre el paquete de sanciones más duro, según ha dicho el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, de la historia de la UE.

El acuerdo político, que llega tan solo veinticuatro horas después de aprobar la primera ronda de sanciones contra Moscú, también incluye nuevas medidas contra Bielorrusia por su “implicación” en la agresión y un nuevo llamamiento a Vladimir Putin para que cese los ataques, retire incondicionalmente todas las fuerzas y equipamiento militar del territorio de Ucrania, respete la soberanía e integridad territorial del país y permita el acceso de la ayuda humanitaria y la asistencia a las personas que necesitan ayuda. 

“No necesitamos decisiones que ladren sino que muerdan, que tengan impacto en Rusia”, decía a su llegada a la cumbre el primer ministro belga, Alexander de Croo. La misma dureza ha reclamado su homólogo esloveno, Janez Jansa. “Es muy importante que sientan (Rusia) que el precio a pagar por esta agresión es muy alto, que no es como lo que pasó en Georgia en 2008 o cuándo ocuparon Crimea”. También el presidente lituano Gitanas Nauseda ha pedido mano dura contra el Kremlin. “Tenemos que utilizar todo el potencial de disuasión”, ha reclamado. Y lo mismo el polaco Mateusz Morawiecki porque “no o podemos permitir a Putin cruzar otro rubicón”.

División sobre swift

Sobre la mesa de los líderes europeos está la posibilidad de expulsar a Rusia de la plataforma internacional de pagos Swift, el servicio que conecta a más de 11.000 instituciones financieras para facilitar las transferencias en todo el mundo. Sin embargo, no todos los Estados miembros están de acuerdo en utilizar este “botón nuclear” y son partidarios de guardar algo de munición en la recámara por si Putin opta por la escalada. 

“Es muy importante que acordemos las medidas que han sido preparadas y que mantengamos el resto para una situación en la que sea necesario tomar más medidas”, ha explicado el canciller alemán, Olaf Scholz, a su llegada a la cumbre. Además de cortar a Rusia de la plataforma Swift tampoco genera todavía consenso la posibilidad de incluir al propio Vladimir Putin en la lista de sancionados porque podría “complicar, según ha explicado el holandés Mark Rutte, futuras negociaciones diplomáticas que el jefe de la diplomacia europea ha descartado lo mismo que la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin. “(Putin) en estos momento no es el tipo de líder con el que puedes negociar”, ha reconocido.