El presidente de EEUU, Joe Biden, busca en la relación con Corea del Norte un punto medio entre la "paciencia estratégica" que definió la visión de Barack Obama y la ambición de Donald Trump por un "gran acuerdo".

En declaraciones a la prensa, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, anunció que la Administración ha terminado de revisar su política hacia Corea del Norte, proceso que empezó después de que Biden fuera investido presidente el 20 de enero. "Nuestra política -dijo- no se basará en conseguir un gran acuerdo y tampoco confiará en la paciencia estratégica".

En concreto, Psaki explicó que Biden pondrá en práctica un "enfoque calibrado y práctico". Indicó que el mandatario está abierto a "explorar la diplomacia" con Pionyang, pero aseguró que "a cada paso del camino" consultará a sus aliados en la región, entre los que destacó a Japón y Corea del Sur.

Trump intentó sin éxito llegar a un acuerdo durante dos cumbres con el líder norcoreano, Kim Jong-un: la primera en junio de 2018 en Singapur y la segunda en febrero de 2019 en Hanói. En palabras del que fuera asesor de seguridad nacional de Trump, John Bolton, la idea era "todo o nada", es decir, conseguir un acuerdo para que Corea del Norte desmantelara cualquier instalación que pudiera usarse para construir una bomba nuclear a cambio de que Washington quitara todas las sanciones. Este enfoque no dio frutos porque las partes no llegaron a ponerse de acuerdo en qué exactamente estaban negociando.

Entretanto, Obama apostó por la "paciencia estratégica", es decir, tratar de aislar a Corea del Norte mediante la imposición de duras sanciones económicas para obligar al régimen a deshacerse de sus misiles balísticos y cualquier material que pudiera usarse para un ataque nuclear. Esa estrategia tampoco dio resultados y, con el ascenso al poder de Kim en 2011 y 2012, Pionyang comenzó a mostrarse más agresivo.