El primer ministro británico, Boris Johnson, defendió este jueves que su Gobierno ha de centrarse en "asuntos prioritarios" como la pandemia, en lugar de atender al último embrollo que mancha su reputación, el que cuestiona la financiación de las obras de su residencia en Downing Street.

  Ese asunto le enfrentará a una investigación que pondrá en marcha la Comisión Electoral británica -la agencia independiente que controla cómo se financian los partidos políticos- por las dudas generadas en torno a cómo se sufragó inicialmente la reforma acometida en el apartamento que ocupan Johnson, su pareja, Carrie Symonds, y el hijo de ambos, Wilfred.

La comisión sostiene que existen "motivos razonables para sospechar que puede haber habido una o más infracciones" de las reglas en las obras para acondicionar el piso del jefe del Ejecutivo, quien podría haber recibido un préstamo no declarado. La pesquisa determinará si alguna transacción relativa a estos entra dentro del régimen regulado por esa Comisión y si se informó de cualquier financiación como es debido.

El premier le quita hierro a la polémica

Johnson, que el miércoles ya se defendió ante el Parlamento de cualquier crítica de mala práctica y aclaró que él personalmente asumió los gastos, afirmó en declaraciones a 'Sky News' que "lo que quieren los ciudadanos es que este Gobierno se centre en las prioridades de la gente", desviando así la atención que rodea a la reforma de su casa.

En un nuevo intento por virar el foco a preguntas de los reporteros, el líder tory incidió en que no creía que este fuera ahora "el asunto más importante para los ciudadanos del Reino Unido (...)", más preocupados por "temas como la educación y otros muchos problemas". "Lo que a la gente le interesa es que el Gobierno continúe con su hoja de ruta (hacia el desconfinamiento por la pandemia); que siga trabajando para hacer avanzar al país; que continúe con la manera más rápida de implementar el programa de vacunación, que siga reclutando a más agentes de policía (...)", recalcó.

No influye en los sondeos

Este revuelo no afecta, por el momento, a la popularidad del líder tory, quien ha aclarado que él personalmente pagó por los trabajos, cuando queda menos de una semana para que se celebren las próximas elecciones locales y regionales del Reino Unido.

Según una encuesta elaborada por la firma BMG y difundida hoy, el Partido Conservador cuenta ahora con un 39% del respaldo ciudadano, frente al 35% para los Laboristas de Keir Starmer. Eso confiere a los tories una ventaja de cuatro puntos -dos más frente al último sondeo de este tipo divulgado el pasado marzo-. Ese resultado se suma al revelado por otra encuesta -de ComRes- en la que los conservadores se ponían por delante del Laborismo con siete puntos de ventaja.

Hasta la fecha, y pese a la presión del opositor Partido Laborista, que se aferra a la controversia como munición contra el Gobierno, la formación tory no ha aclarado si realmente desembolsó el coste de la reforma y simplemente ha dicho que los "fondos del partido no se están usando para pagar por el piso", sin especificar si Johnson recibió un préstamo no declarado.

Pintorescos personajes

En la 'saga' política hay varios personajes con mayor o menor protagonismo, según documentan los diferentes medios, como el multimillonario Lord David Brownlow, considerado uno de los más ricos del país, según la lista de mayores fortunas divulgada en 2020 por 'The Sunday Times', y que fue, al parecer, el donante de las 58.000 libras (66.000 euros) con las que se costeó la reforma.

También destaca otro nombre conocido en el seno del partido y de la política nacional, el del que fuera asesor de Johnson y artífice del Brexit, Dominic Cummings, pues fue él quien el pasado viernes acusó en su blog al líder conservador de haber buscado en 2020 que "donantes pagasen en secreto" por la renovación y aseguró que le advirtió de que ello sería "posiblemente ilegal". De esta manera, Cummings abrió la caja de pandora, ya que en este país por ley los primeros ministros perciben hasta 30.000 libras (34.500 euros) para redecorar la residencia oficial que habitan en Downing Street cuando llegan al poder.

Aunque hay más personas involucradas, como Luly Lytle, la diseñadora que estaría detrás de los trabajos de acondicionamiento, o Ben Elliot, copresidente del Partido Tory, quien siempre estuvo, al parecer, al tanto de los planes para financiar la renovación del apartamento y que también conocía la existencia del donativo de 58.000 libras cedido por Brownlow.

Este escándalo se suma a otras filtraciones recientes con las que ha tenido que lidiar el primer ministro, como la que asegura que este comentó que prefiere afrontar "pilas de cadáveres" que recurrir a un nuevo confinamiento en octubre.