Italia ha frenado, de momento, al borde del precipicio. Los senadores italianos han rechazado -en una sesión que ha concluido a gritos y en caos- por un estrecho margen retirar el apoyo al Gobierno de Giuseppe Conte, que representa la continuidad en un momento tan delicado y de profunda crisis económica. En la votación han sido claves los senadores vitalicios y los tránsfugas, parlamentarios reclutados a última hora por el Gobierno y procedentes de otras fuerzas políticas.

Se han disipado así los peores augurios que en estos días han tenido en vilo a la población italiana, a la Unión Europea y a los mercados financieros, que en los pasados días han estado muy atentos a la tormenta que desencadenó Matteo Renzi, el líder de Italia Viva, que la semana pasada anunció su salida de la coalición gubernamental. Se temía un gobierno de tecnócratas o, peor aún, unas elecciones anticipadas. De momento, eso no ocurrirá.

Eso sí, las curvas se aplanan pero el peligro sigue. Y esto porque el margen de victoria de Conte no es -para nada- holgado. En concreto, el abogado italiano ha logrado el apoyo de 156 senadores, mientras que 140 se han pronunciado en contra y 16 se han abstenido. Esta había última sido la consigna de Renzi, tras filtrase que incluso las bases de su propio partido rehusaban votar en contra del Partido Democrático (PD), su antigua casa y uno de los dos socios sénior de la coalición de Conte junto al Movimiento 5 Estrellas.

Según los analistas, el próximo paso del mandatario italiano será abrir consultas con el presidente italiano, Sergio Mattarella, para decidir cuáles son los mejores alternativas para garantizar que el país sea gobernable. La razón es que, con el resultado conseguido, Conte solo logra seguir en pie con un Gobierno de minoría, lo que dificultará enormemente que pueda sacar adelante leyes y aprobar las reformas que le pide la Unión Europea.

Malestar de la sociedad

Por ello, el mandatario ya en sus intervenciones previas al voto anunció cambios dentro del Ejecutivo, el cual, en todo caso, continuará en la senda europeísta y anti-nacionalista que la coalición gubernamental ha defendido con uñas y dientes para salvarse. “Solo la política nos ofrece la posibilidad de interpretar el malestar de la sociedad impidiendo que explote en rabia y en formas destructivas”, advirtió. Conte citó al juez héroe de la antimafia Paolo Borsellino, nacido hace 81 años, y a Emanuele Macaluso, histórico líder del Partido Comunista italiano, muerto el mismo martes.

Algunos indicios de que el incendio italiano se había parcialmente apagado habían aparecido ya el día anterior, durante la votación en la Cámara de Diputados, donde Conte recibió un amplio respaldo, y diputados de centroderecha se desentendieron de sus partidos para dar su apoyo al primer ministro. Una de ellas fue Renata Polverini, exgobernadora del Lacio y figura de relieve de Forza Italia, quien abandonó su partido para apoyar a Conte. Lo hice “por responsabilidad”, dijo, al dejar a más de uno boquiabierto.

Ya lo había advertido Massimo D’Alema, histórico dirigente de izquierda y un gran detractor de Renzi. “Es impensable que el político más impopular de Italia (Renzi) condicione al más popular (Conte)”, dijo. Quién sabe si dentro de algunos días esta afirmación seguirá en vigor.