El alto el fuego acordado entre el régimen y los rebeldes fue respetado en general en su primer día en casi todo el territorio de Siria, pese a que los combates esporádicos registrados en Hama y cerca de Damasco recordaron ayer la fragilidad del pacto patrocinado por Rusia y Turquía.

La tregua, de la que están excluidos yihadistas y kurdos, debería dar paso a negociaciones de paz dentro de un mes en Kazajistán, auspiciadas por Moscú, Ankara y Teherán. Estas conversaciones intentarán poner fin a una guerra que ha causado más de 310.000 muertos y cinco millones de refugiados desde el 2011.

Alcanzado esta vez sin la participación de EEUU, el acuerdo llegó una semana después de la recuperación total de Alepo por parte del régimen del presidente Bashar el Asad, hasta ahora su victoria más importante contra la rebelión.