Aún queda mucho camino por recorrer para garantizar la unidad del Partido Demócrata alrededor de Hillary Clinton pero algunos pasos trascendentales se dieron ayer en la Convención en Filadelfia en una jornada que arrancó con enormes tensiones y muestras de división interna pero acabó dejando el claro mensaje de que, al menos desde lo más alto, y ahí sin fisuras, se cierran filas.

Bernie Sanders, el senador que fue rival de Clinton en una intensa batalla de primarias y alrededor de quien ha surgido un movimiento en el que muchos cuestionan e incluso rechazan a la candidata, enterró definitivamente cualquier resto del hacha de guerra y en su discurso aseguró que «por sus ideas y su liderazgo, Hillary Clinton debe convertirse en la próxima presidenta de Estados Unidos».

«Será una presidenta extraordinaria y estoy orgulloso de apoyarla aquí esta noche», dijo para cerrar su intervención, en la que recordó que la alternativa de una presidencia de Donald Trump es demasiado peligrosa.

Algunos de sus seguidores le escucharon con lágrimas en los ojos, conscientes, quizá, de que la batalla en que acariciaron la victoria está perdida.

RESIGNACIÓN / Y aunque quedan aún quienes se resisten a la rendición y durante toda la jornada estuvieron mostrando visible y sonoramente su furia con el aparato del partido, especialmente después de la revelación por los correos filtrados por Wikileaks de las tretas del Comité Nacional Demócrata para favorecer a Clinton en primarias, Sanders les dejó claro que no deben seguir su lucha, al menos en la convención en el Wells Fargo.

De hecho, horas antes de su discurso, y cuando el ambiente se caldeaba con gestos como la interrupción de la intervención de un congresista negro mientras hablaba del movimiento Black Lives Matter y recordaba la muerte de su padre, se esforzó por aplacarles y les envió un mensaje pidiéndoles «como muestra de cortesía personal» que no realizaran «ningún tipo de protesta o manifestación».

Aunque la tensión se rebajó no todos le escucharon, y siguieron oyéndose algunos abucheos cuando gente que había respaldado a Sanders declaraba ahora su pasión por Hillary, desde una favorita de la izquierda como la senadora Elizabeth Warren hasta la humorista Sarah Silverman (que llegó a decir a los más acérrimos seguidores de Sanders que están siendo «ridículos»).

TODOS CONTRA TRUMP / En el Wells Fargo quedó también claro que los demócratas no solo encuentran múltiples argumentos para defender a Clinton, sino infinitos para elevar sus atributos y potencial cuando se le compara a Donald Trump, el candidato a presidente de los Estados Unidos de los republicanos.

Y la crítica al magnate inmobiliario fue una de las tónicas de la convención, igual que el ataque a Hillary se convirtió en elemento aglutinador para los republicanos en Cleveland.

Fue precisamente la senadora Elisabeth Warren quien hizo el más articulado de esos discursos comparativos, aunque toda la jornada fue un ejercicio de contrastes y por el escenario pasaron para defender las virtudes de Hillary Clinton y denunciar los insultos de Donald Trump multitud de representantes de grupos a los que ha insultado el republicano: inmigrantes con y sin papeles y personas con discapacidades, gays y líderes sindicales...

Por otro lado, el Kremlin tachó ayer de «absurdas» las acusaciones de que Rusia pirateó miles de correos electrónicos del Comité Nacional Demócrata (DNC) para favorecer al candidato republicano, Donald Trump.

«Seguimos viendo intentos de utilizar obsesivamente el tema ruso durante la campaña electoral en Estados Unidos», dijo Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, a medios locales.

Recordó que «estas absurdas noticias» ya han sido desmentidas por varias fuentes, entre ellas WikiLeaks, cuyo fundador, Julian Assange, dijo que no hay pruebas que refuercen las acusaciones contra Rusia. H