El segundo mandato de Barack Obama arrancó ayer oficialmente en Washington con una ceremonia privada de investidura en la Casa Blanca. El presidente juró el cargo ante su familia y el presidente del Supremo, John Roberts, la antesala del juramento que realizará hoy frente a cientos de miles de personas en los jardines del Congreso. Aunque el aura histórica de hace cuatro años se ha difuminado y las expectativas sobre su liderazgo son hoy más terrenales, Obama afronta los próximos cuatro años con una agenda ambiciosa. Y ya no es el idealista neófito del 2009, de ahí que muchos se pregunten qué Obama se verá en este segundo mandato.

La investidura en la Habitación Azul de la Casa Blanca fue breve y protocolaria. En apenas 30 segundos, con una mano posada sobre la biblia que el padre de su mujer, Michelle, le regaló a su madre el Día de la Madre de 1958, Obama se comprometió a ejercer la presidencia y "preservar, proteger y defender la Constitución de los Estados Unidos con la mejor de mis capacidades". Más tarde besó a su esposa y a sus hijas Malia y Sasha. "Lo he hecho", les dijo.

Mucho más larga será hoy la jornada. La Constitución establece que los mandatos deben comenzar el 20 de enero, pero cuando la fecha cae en domingo, como ha sido esta vez, la investidura pública, las celebraciones y el discurso del presidente se retrasan un día. En la capital todo está preparado, desde las banderas y los carteles que saludan al presidente hasta un exhaustivo despliegue de seguridad.

Aunque esta vez se espera una asistencia de público algo más contenida, Obama ya no despierta las pasiones de hace cuatro años y el momento histórico de ver al primer presidente negro jurando el cargo ya ha pasado. Por eso, las predicciones apuntan a unas cifras en el National Mall que podrían rondar entre las 600.000 y los 800.000 personas, bastante lejos de los 1.8 millones del 2009. La figura de Martin Luther King volverá a impregnar el ambiente porque las celebraciones de la investidura coinciden con el día dedicado a honrar su memoria, festivo en todo el país.

CAPITAL INTACTO Obama llega a este segundo mandato con un apoyo en las encuestas de casi el 52%, algo menos que hace cuatro años, aunque paradójicamente solo el 36% de la población cree que el país avanza en la dirección correcta. Pero su capital político permanece intacto. Desde que ganó la reelección en noviembre ha logrado salvar el abismo fiscal y, muy probablemente, desactivar la crisis sobre el techo de la deuda, ya que los republicanos parecen dispuestos a aceptar un aumento que permita al Estado financiarse durante los tres próximos meses.

Por delante, sin embargo, le espera un contexto político más complicado que hace cuatro años. El país está más dividido que entonces y los demócratas solo controlan una de las dos