Las milicias rebeldes y las fuerzas leales al régimen sirio de Bashar al Assad han intensificado sus enfrentamientos por el control de la Ciudad Antigua de Alepo (norte), un importante conjunto de edificios y calles declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986. La semana pasada, los insurgentes anunciaron su intención de hacerse con el control de la ciudad, que alberga una importante clase mercantil mayoritariamente leal al régimen, y desde entonces han centrado sus operaciones en el laberinto de callejuelas que conforman la amurallada Ciudad Antigua de Alepo.

Según la oposición, las fuerzas del régimen controlan la gran ciudadela medieval que se encuentra en el centro del casco viejo, pero "los rebeldes controlan en estos momentos más del 90 por ciento de la Ciudad Antigua" y defienden sus posiciones de los disparos de la artillería pesada, según ha asegurado un activista opositor que combate en las filas de las brigadas insurgentes, de nombre Amir.

Entre las posiciones que controlan los rebeldes se encuentra Suk al Medina, un mercado cubierto de trece kilómetros lleno de callejuelas abovedadas de piedra y de fachadas de madera tallada que fue, en tiempos, uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad.

Los incendios provocados por los combates han destruido o dañado más de 1.500 tiendas, según Amir. Aparte, se han registrado nuevos incendios en los mercados de Zahrawi, Aqaba y Bab Al Nasr, en la Ciudad Antigua.

Los rebeldes son conscientes de que han llevado la guerra a los principales lugares históricos de Siria, como es el caso de Alepo. "Ésta es una guerra urbana, no podemos echar la culpa de los incendios a ninguna de las partes en concreto", explicó Amir.

La directora general de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Irina Bokova, ha recordado que, en su condición de Estado miembro de la Convención de La Haya de 1954 sobre Protección de la Propiedad Cultural en Conflicto Armados, Siria tiene la obligación de preservar su herencia cultural de los efectos de la guerra.

"El sufrimiento humano causado por esta situación es ya de por sí extremo", ha declarado en un comunicado. "El hecho de que los combates estén destruyendo en estos momentos la herencia cultural que da testimonio de la historia milenaria del país, valorada y admirada por todo el mundo, lo hace aún más trágico", ha añadido.