Los atentados con bomba perpetrados de forma coordinada en varios puntos de Irak han causado la muerte de al menos 32 personas, según el último balance de víctimas.

En Taji, a 20 kilómetros al norte de Bagdad, explotaron tres bombas en tres coches que estaban aparcados, acabando con la vida de once personas y dejando heridas a otras 24, incluidos varios policías.

Jaidar Abas, propietario de uno de los coches dañados por las explosiones, afirmó que "todas las casas (de la zona) quedaron destruidas". "Un coche bomba entró aquí y nadie (...) se dio cuenta. ¿Cómo pudo ocurrir eso?", declaró.

En Bagdad fallecieron ocho personas, entre ellas un policía, en tres atentados con bomba, mientras que en la ciudad de Kut --a 150 kilómetros al sureste de Bagdad--, se inmoló un terrorista que conducía un vehículo cargado de explosivos, causando la muerte de cuatro agentes, según informaron la Policía y las autoridades locales.

Además, en la localidad de Madaen, a unos 30 kilómetros al sureste de la capital, dos transeúntes murieron como consecuencia de un atentado cuyo objetivo era un autobús en el que viajaban peregrinos iraníes.

Otros dos policías fallecieron por la explosión de un coche bomba en la localidad de Balad Ruz, a 90 kilómetros al noreste de Bagdad, y una bomba que había sido colocada en un vehículo aparcado en la ciudad de Mosul (norte de Irak) acabó con la vida de un civil.

Como consecuencia de otros ataques perpetrados el domingo fallecieron otras cuatro personas y varias decenas resultaron heridas.

Ningún grupo se ha responsabilizado de estos atentados por ahora, pero Estado Islámico de Irak (que forma parte de Al Qaeda) y otros grupos suníes han llevado a cabo al menos un ataque de gran envergadura cada mes desde que se marcharon del país las últimas tropas estadounidenses, el pasado diciembre.