A partir de que junte sus aguas con las del arroyo de Gámiz, cambiará su nombre por el de río Genilla, cuyos remolinos irán a parar, a su vez, al río Zagrilla, posteriormente al río Salado, y finalmente al Guadajoz.

El topónimo Jaula también aparece en los mapas como segunda denominación de la sierra de los Pollos, cuyas laderas orientales lame el arroyo del mismo nombre; y también se conoce como Jaula a un núcleo de población o diseminado de Priego que según datos obrantes en el Padrón Municipal de Habitantes a fecha de 3 de enero de 2018, cuenta con tan sólo 21 almas. Este pequeño poblado se sitúa en el valle del mencionado arroyo y se llega al mismo por la carretera CO-7208, que conecta la carretera de Rute a Carcabuey (A-3226) con la A-339, a las afueras de Priego. Dicha carretera discurre en paralelo, y por la margen izquierda del arroyo de Jaula, y nos ofrece magníficas vistas del valle que ha formado este arroyo, rodeado de fresnos y álamos, entre las abruptas estribaciones septentrionales de la sierra de Horconera, a la derecha, y los más suaves relieves de la sierra de los Pollos o de Jaula, aterciopelados de matorral bajo con algunos manchones de encinas. Por este valle discurre al antiguo camino de Rute a Priego de Córdoba, coincidente con una estratégica vía pecuaria, «la colada de la fuente de Carcabuey a Fuente de Chaparral de los Terneros», gran parte de cuyo trazado se ha utilizado para perfilar uno de los itinerarios señalizados del Parque Natural de las Sierras Subbéticas, el sendero de Sierra Horconera, coincidente también con un tramo del Sendero de Gran Recorrido GR-7, que atraviesa la Península Ibérica de norte a sur.

Vamos a centrar nuestra atención en un paradisíaco enclave que se encuentra en el tramo final del arroyo de Jaula, a pocos metros de que aumente de categoría, transformándose en río, y cambie su nombre por el de Genilla. Se trata de la presa de Jaula.

Este viejo embalse está colmatado, y, sobre lo que en un día fuera el vaso del mismo hoy crece una frondosa alameda, con denso sotobosque de zarzas, rosales silvestres y equisetos. La presa de Jaula presenta una singular estructura: El muro de la misma está hueco y muestra una doble arcada, en dos plantas. Un pasillo con barandilla permite situarse detrás de la cortina de agua, disfrutando de este modo de la increíble sensación de meterte literalmente dentro de la cascada de agua, al poder acceder al interior de la presa por un pozo de registro o mantenimiento con patés o peldaños construidos con barras de hierro. El acceso es, por tanto, bastante complicado y no ofrece ninguna medida de seguridad, por lo que se recomienda admirar mejor la presa desde fuera para no arriesgarnos a tener un accidente. Las paredes rezumantes de agua permiten que crezca profusamente el culantrillo de pozo, ofreciendo la imagen de un chorreante y húmedo jardín vertical. Los innumerables chorros de agua que se despeñan desde el borde de la presa alimentan una amplia poza, invitando al baño en los meses más calurosos, dando la oportunidad de disfrutar a la vez de una refrescante ducha.

El enclave donde se construyó la presa ya llamó la atención a nuestros más remotos antepasados. En la base de datos del Patrimonio Inmueble de Andalucía figura la presa de Jaula, como lugar de un asentamiento de la Edad del Hierro, que se prolongaría seguramente a época íbera, y donde se han encontrado abundantes fragmentos de cerámica, e incluso un trozo de escultura de figura femenina en piedra caliza. Cerca de allí se localiza el cortijo de Quintas, que destaca por ser una zona densamente cubierta de material de construcción y cerámica romana, con abundantes fragmentos de cerámica común, terra sigillata, dolia y tegulae. La extensión del yacimiento y la densidad de material nos permiten suponer la existencia de un asentamiento durante el Alto Imperio Romano, del que pudo surgir una villa en la Edad Media.