Llevaba unas semanas sin pasar por el espacioso edificio del rectorado hasta que hace unos días tuve que acudir a un acto. La sala estaba llena de compañeros y las preguntas se sucedían. Sin embargo, tuvimos que abandonar la rueda de prensa porque no se había previsto que pudiera coincidir con otro acto que venía después. Con lo fácil que hubiera sido desplazar el siguiente acto a otra sala vacía.