Acuerdo de Gobierno

Sumar asume que el acuerdo es un punto de partida y que deberá pelear cada medida en el Congreso toda la legislatura

La coalición de Yolanda Díaz admite que deberá "negociar intensamente" con el PSOE el detalle de algunas de las principales medidas

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz.

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. / José Luis Roca

Ana Cabanillas

Sumar alcanzó el acuerdo de Gobierno con el PSOE una semana antes de que expirase el plazo, pero no por ello da la faena por terminada. Yolanda Díaz escenificó este martes la sintonía con a Pedro Sánchez en la presentación del texto, aunque el reto estará en mantener esa sintonía el resto de legislatura. El documento pone las bases de un eventual Gobierno de coalición y refleja muchos de los asuntos prioritarios para Sumar, pero también destaca por su falta de concreción. Algo que, asumen, deberá paliarse en futuras negociaciones.

La ambigüedad de algunas de las propuestas, advierten ya en las filas de Díaz, les obligará a pelear ley a ley toda la legislatura, no sólo con el PSOE, con quien deberán "negociar intensamente" para acordar la redacción final de cada norma, sino con el resto del arco parlamentario para lograr una mayoría en el Congreso que ratifique su agenda legislativa.

Acuerdo extenso

Las negociaciones para el acuerdo de Gobierno comenzaron en agosto, encabezadas por María Jesús Montero de la parte socialista y Nacho Álvarez del lado de Díaz. El planteamiento inicial que trasladaron desde el PSOE fue que el reparto ministerial fuese el elemento central del acuerdo, con un pacto programático no muy extenso, fijando algunas coordenadas de la acción del Ejecutivo pero evitando entrar en demasiadas cuestiones, para no despertar recelos en fuerzas como PNV o Junts, más conservadores en lo económico, pero cuyos votos son igual de necesarios para la investidura de Pedro Sánchez.

En el equipo de Díaz se muestran especialmente satisfechos por haber torcido el brazo a los socialistas en este punto, con un documento especialmente amplio en cuanto a la extensión y variedad de asuntos a tratar -costa de 48 páginas y 230 medidas-, que recoge gran parte de los asuntos a los que han dado prioridad, desde la reducción de la jornada laboral, la subida del SMI, la reforma del despido a la limitación de los vuelos domésticos.

Un abanico de cuestiones que Sumar pidió en campaña y que, se felicitan, "han tenido un reflejo claro" en el texto, salvo excepciones como la herencia pública universal o la regulación del precio de la cesta de la compra, que han quedado fuera del acuerdo -en el primer caso- o han sido reducidas a una vaguedad, en el segundo.

"Desiderátum"

Sin embargo, son igualmente conscientes de que una parte de los asuntos no cumplen del todo las expectativas iniciales. Consideran un éxito el hecho de que el PSOE se haya avenido a "abrir el melón" de ciertos temas, aunque la proximidad no sea total en algunas medidas. Admiten que algunos de los acuerdos tienen un componente de "desiderátum", donde se expresan deseos sin llegar a concretar el detalle, y asumen que su redacción en un texto legislativo dará pie a nuevas pugnas con el PSOE.

"Todo lo que está aquí será objeto después de una intensa negociación dentro de Gobierno", apuntan fuentes próximas a la negociación, por la parte de Sumar. En este sentido, asumen que el día a día de la acción de Gobierno planteará muchas otras cuestiones que no figuran en el pacto pero que deberán tratarse entre los socios de coalición, como también admiten que hay otras cosas que sí han sido pactadas y que "seguramente no puedan ser legisladas en los mismos términos".

"Hay medidas que tendrán mucho trabajo para poder llevarlas al Consejo de Ministros", señalan desde Sumar. Es el caso, por ejemplo, de la reducción de vuelos domésticos inferiores a 2,5 horas con alternativa ferroviaria, que figura en el acuerdo pero excluyendo los aeropuertos con "hub internacional". Un apartado que, reconocen, desembocará en una nueva negociación con el PSOE para concretar qué trayectos se verán afectados y cuáles no.

"La geometría es la que es"

En las filas de Yolanda Díaz son conscientes también de que las normas gubernamentales también deberán después ratificarse en el Congreso. "¿Puede que haya alguna que no salga? La geometría es la que es", admiten, señalando que ese razonamiento no debía ser un freno inicial para renunciar a abordar ciertas cuestiones. "Si no encuentra los apoyos suficientes en sede parlamentaria, pues lo habremos intentado".

La falta de mayoría de izquierdas en el Parlamento fue un argumento que los socialistas le trasladaron en distintas ocasiones durante la negociación para tratar de rebajar el nivel de exigencia de sus aliados. El diagnóstico en los de Yolanda Díaz varía en este punto, al considerar que PNV y Junts, pese a no ser de izquierdas, sí forman parte de "una mayoría de progreso", puesto que al competir en Euskadi y Cataluña con fuerzas como Bildu ERC tienen una "presión en sus propios ámbitos políticos" que les "hace difícil sustraerse de los avances sociales y fiscales".

Reforma fiscal y sanidad

Confían incluso en que estas fuerzas puedan apoyar una de las propuestas más ambiciosas del acuerdo, consistente en de establecer un tipo mínimo del 15% de Impuesto de Sociedades sobre los beneficios contables de las grandes empresas, una medida que constituye el pilar de su reforma fiscal y que prevé recaudar más de 10.000 millones de euros anuales.

Otro de los platos fuertes del acuerdo es la materia sanitaria, donde Sumar y PSOE han acordado un plan de choque para la atención primaria, además de una ampliación de la cartera de prestaciones del sistema nacional de salud, incluyendo salud bucodental, visual y ampliando las relativas a la salud mental, además de una ley que regule y limite las listas de espera.

Las competencias sanitarias, sin embargo, están delegadas a las comunidades autónomas y las propuestas ya han despertado recelos en formaciones nacionalistas como PNV, que ha cuestionado la "invasión de competencias" del pacto.

En Sumar son conscientes de que estas medidas tendrán que aprobarse después de nuevas negociaciones, no solo dentro del Gobierno sino también que esta norma "tendrá que coordinarse con los socios de Gobierno" y con otra negociación con las comunidades autónomas dentro del Consejo Interterritorial de Sanidad. Una serie de pasos, en definitiva, que convierten el acuerdo sólo en el preámbulo de la negociación permanente a la que está abocado el futuro Gobierno.