VISITA A LAS REGATAS
El Gobierno elude criticar el nuevo viaje del emérito a la espera de comprobar su comportamiento
La portavoz del Ejecutivo reduce la visita de Juan Carlos I al ámbito privado y esquiva esta vez pedir que dé explicaciones
Marisol Hernández
El rey emérito vuelve a Sanxenxo de nuevo a las regatas, tras su polémica visita de hace un año, y el Gobierno contiene el aliento. En el Ejecutivo son muy conscientes desde hace mucho tiempo que nadie tiene control sobre él. Solo a veces, no siempre, su hijo Felipe VI. Pero no se quieren poner aún en lo peor y prever que esta nueva visita a Galicia, para participar en la Copa de España de Vela, sea tan mediática y poco discreta como la anterior.
A la espera de comprobar el comportamiento de Juan Carlos I, el Gobierno ha optado por la cautela. Una actitud muy distinta a la que mantuvo hace un año, cuando antes y después de su viaje se le demandó que diera "explicaciones". El emérito llevaba residiendo en Abu Dabi desde agosto de 2020 y volvió a pisar España 21 meses más tarde, una vez que la Fiscalía del Tribunal Supremo cerró todas las investigaciones contra él sobre su fortuna oculta, protegido por la inviolabilidad real que establece la Constitución.
El Ejecutivo pensaba entonces que lo mínimo era ofrecer disculpas y hacer algunas consideraciones a los españoles. Algo que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llegó a pedir públicamente. Pero el Gobierno lo recalcó sobre todo tras su marcha cuando en la Moncloa y en la Zarzuela cundió la impresión de que la visita había resultado un circo, con el beneplácito del anterior monarca. La sensación general es que hacía daño a la Corona. La parte socialista del Ejecutivo mantiene la misma impresión pero en esta ocasión ha querido ser más prudente.
A pesar de que se le ha preguntado reiteradamente a la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, intentó limitar su valoración a que se trata de una decisión "personal", dentro del "ámbito privado". Lo cierto es que este viaje a Sanxenxo se produce en los mismos términos que el anterior, con la diferencia de que el Ejecutivo no quiere ahora pronunciarse. Solo tras insistir a la portavoz señaló que "el Gobierno ha manifestado en múltiples ocasiones su opinión respecto a los hechos que se conocieron hace tiempo de la conducta del Rey emérito y seguimos manteniendo la misma opinión". Posteriormente, fuentes de Moncloa apuntaron a la conveniencia o no de esta visita en función de cómo actúe Juan Carlos I. Será su "comportamiento", sostuvieron, lo que profundice en el desgaste que acumula la monarquía por sus escándalos.
Esta precaución que exhibe el Ejecutivo podría obedecer a dos razones. Una, a que realmente el Gobierno tiene ahora información de que la visita de Juan Carlos I será más discreta. La otra sería que cómo ha trascendido que Zarzuela no sabía nada de este nuevo viaje no quieren azuzar su desconocimiento con llamadas públicas al buen hacer del emérito en este viaje. En cualquier caso el Ejecutivo no explica por qué se muestra ahora más cauto que hace un año pero sí defiende la buena relación que le une a la Casa del Rey. Sintonía en este tema y en todos, subrayan.
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