Habrá nuevas decisiones sobre fiscalidad más allá de la creación del impuesto a las grandes fortunas, de carácter temporal, que ultima el Gobierno. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aprovechó esta mañana una comparecencia en Ferraz como vicesecretaria general del PSOE, para avanzar que "a lo largo de los próximos días" anunciará un "paquete de medidas fiscales". Algunas de ellas, dijo, irán en los Presupuestos y otras "en una norma específica" que tendrá una "tramitación rápida".

Aunque Montero no ofreció más detalles, los Presupuestos no pueden servir para crear nuevas figuras tributarias, sólo para modular las ya existentes. Por eso, lo normal es que este nueve paquete afecte al IRPF o al impuesto de sociedades. De hecho, fuentes socialistas confirman que se trata de "subidas selectivas de impuestos". Será una ley específica la que regule el nuevo impuesto a los ricos, como ha sucedido con el impuesto a las empresas energéticas y a la banca, que PSOE y Unidas Podemos han registrado como una proposición de ley y que ya se encuentra en tramitación en el Congreso.

A pesar de que las cuentas del próximo año se están negociando aún en el seno del Gobierno y de que, precisamente este lunes, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, haya dicho que las posturas están alejadas en cinco bloques, entre ellos la fiscalidad, Montero minimizó tanto las diferencias sobre los nuevos impuestos como la posibilidad de que complique el pacto interno con Unidas Podemos sobre los Presupuestos. "Tendremos nuevos presupuestos en tiempo y forma, llegaremos a ese acuerdo y lo haremos pronto", aseguró la ministra. Y respecto a las discrepancias en materia fiscal apuntó a que ella sólo ve "matices" como, ejemplificó, si la aplicación de los impuestos es "temporal o no".

En los último años el Ejecutivo de coalición ya ha actuado en materia fiscal, precisamente, para conseguir lo que ellos denominan una "fiscalidad justa", con subidas de impuestos a las rentas de capital de más de 200.000 euros, la llamada 'tasa Google' a las tecnológicas o la aplicada a las transacciones financieras. Pero en el camino se ha quedado una reforma fiscal global, que Unidas Podemos no ha parado de reclamar y que los socialistas han orillado para impulsar el crecimiento económico, primero por los efectos de la pandemia y ahora de la guerra.

Eso no obsta para que se adopten decisiones "quirúrgicas", según la ministra, tanto de subidas de impuestos como de bajadas -la rebaja del IVA del 21% al 4% de la luz y el gas-, el nuevo impuesto a las energéticas, que Bruselas también impulsa, y la posibilidad de instaurar en toda la UE un tipo mínimo de Sociedades para "incrementar el rendimiento" de esta figura tributaria. Sin embargo, desde el Gobierno se descarta la bajada del IVA de los alimentos básicos, que el PP ha propuesto este lunes. Sí que podría actuar sobre el IVA de los tampones y las compresas -la llamada tasa rosa que Podemos ha enarbolado- ya que no se pudo incluir en el anteproyecto de ley del aborto por cuestiones puramente "técnicas" y "de "competencias". La intención de Hacienda era que fuera en los Presupuestos.

Guerra ideológica en el PP

Lo que la rueda de prensa de Montero de este lunes dejó claro es que el PSOE va a volcarse de lleno en la batalla ideológica contra el PP en un terreno antes proceloso para el partido, la fiscalidad. El hecho de que compareciera la propia Montero, en calidad de vicesecretaria general del partido, además de titular de Hacienda, era toda una señal, precisamente para dar mayor empaque y fortaleza al debate. La ministra salió a degüello contra el PP de Alberto Núñez Feijóo desde el principio, acusándole de aferrarse a las recetas “neoliberales” que ya eran “viejas” con la crisis de 2008 y que ahora directamente están en el cajón de las propuestas “inservibles” en Europa. Montero reiteró una y otra vez que bajar indiscriminadamente impuestos supone detraer recursos para los servicios públicos, supone “atacar el Estado del bienestar”, “vaciar” las arcas públicas, agujerear el contrato social que produjo el pacto constitucional. 

La número dos de los socialistas insistió en que el catecismo de la derecha de que bajar impuestos aumenta la recaudación es una falacia, esa llamada curva de Laffer “no funciona ahora ni nunca”. Reducir la fiscalidad es una “teoría interesada que beneficia a una minoría que la derecha protege”, rubricó, pintando de nuevo a los populares como la formación que vela por los intereses de las grandes fortunas y de las empresas. Y como prueba de que ese mantra no funciona recordó cómo la gran bajada impositiva anunciada por la nueva ‘premier’ británica, Liz Truss, ha hecho caer las bolsas de su país, porque hoy en día lo que se buscan no son “élites más fuertes sino sociedades más robustas y resistentes”. Y remachó que el propio PP ha demostrado que su propia doctrina no se sostiene”, porque si fuera cierto que a menor fiscalidad hay más recaudación, “¿por qué entonces subió el IVA y el IRPF [cuando Mariano Rajoy llegó al poder]?”. 

Además, lo que persigue la derecha, alertó Montero, es “abrir mercado a la privatización”, como está ocurriendo en la Comunidad de Madrid, que ha visto incrementarse en los dos últimos años los seguros médicos “más que en los siete años anteriores”. 

El PSOE también quiere derrumbar la imagen del PP como el partido que mejor gestiona la economía. “Practicar una política fiscal justa es imprescindible para la eficiencia económica. Esta es par al Estado del bienestar y a los sistemas tributarios fuertes”. Y por supuesto el Gobierno y el partido buscan percutir en una misma idea: que el PP solo se preocupa por los que más tienen (además de hacer en el Ejecutivo lo contrario a lo que predica en la oposición) y los socialistas, por la “mayoría social”, y por eso el Gabinete de Pedro Sánchez ha aprobado “no una política de bajada de impuestos masiva, sino quirúrgica”, reduciendo la fiscalidad, por ejemplo, de la electricidad o del gas, que no solo beneficia a los más vulnerables, sino a la “mayoría del país, la que proporcionalmente más contribuye con sus impuestos al sostenimiento del Estado del bienestar”. 

Montero destacó la “incongruencia” del PP (porque subió el IVA de los productos básicos y ahora reclama su descenso al 4%) y avisó del peligro que entraña el “vaciamiento de la capacidad fiscal de un país”, porque se entra en una espiral “que no tiene fin”. El PP en el poder “subió el IVA y el IRPF y aprobó una amnistía fiscal vergonzante”, que el TC declaró inconstitucional, apuntó, y “cuando gobierna las comunidades autónomas pide más financiación y luego practica una política fiscal a la baja”, algo así como que “los impuestos los paguen otros porque yo practico populismo fiscal”. “¿Eso es sostenible en el tiempo o es una falacia para engañar a los ciudadanos?”, se preguntó la ministra, adentrándose en uno de los debates medulares en este largo año electoral. La fiscalidad, concluyó, “es la garantía para el avance de las sociedades”.