Pedro Sánchez llevaba tiempo sin leer su respuesta en una sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados. El presidente suele contestar sin papeles. Pero este miércoles, en el primer pleno tras las elecciones del pasado domingo, ante una pregunta de Míriam Nogueras, de JxCat, Sánchez no quería dejar nada a la improvisación. “Cataluña necesita un gobierno distinto, progresista, liderado por el PSC y los comunes. Eso creo que es lo que ha demandado y pide la sociedad catalana, que quiere una salida de izquierda a esta crisis, que quiere reencuentro y diálogo dentro de la legalidad”, ha dicho.

La tesis del jefe del Ejecutivo es la misma que tanto él como el candidato de los socialistas catalanes, Salvador Illa, desplegaron durante la reciente campaña. Trasladar a la Generalitat el pacto en el Gobierno central. Pero la suma no da. El PSC y En Comú Podem lograron en total 41 escaños: 33 la primera formación y ocho la segunda, cuando la mayoría absoluta del Parlament se sitúa en 68 escaños. Socialistas y morados necesitarían también un pacto con ERC, que empató en diputados con el PSC, y los republicanos han dejado claro que intentarán la investidura de su aspirante, Pere Aragonès, gracias a un pacto con JxCat y la CUP, al que también quieren sumar a En Comú Podem, algo que parece poco probable.

La propia Nogueras ha anticipado que habrá pacto entre las fuerzas independentistas, que sumaron 74 escaños y el 51% de los votos emitidos. “Dejen de engañar a la ciudadanía catalana. Su modelo de país perdió el domingo. Se votó ‘no’ al expolio, ‘no’ a la represión, ‘no’ a pasar página. El domingo ganó la república catalana. Ahora está en manos del independentismo hacerlo realidad. Las fuerzas independentistas nos vamos a poner de acuerdo, por responsabilidad. Sus nefastas decisiones están arrastrando a España y a su reputación en toda Europa. El conflicto entre Cataluña y España es un conflicto internacional”, ha señalado la diputada posconvergente.

El espaldarazo

Pero esa no es la posición de Sánchez, quien el domingo, a pesar de las escasas posibilidades de que Illa sea investido ‘president’, obtuvo un espaldarazo a su hoja de ruta. El PSC ganó en votos y empató en escaños, con el exministro de Sanidad como cabeza de cartel, algo que representa en parte un aval a la gestión que ha hecho el Gobierno de la pandemia. ERC quedó por delante de JxCat, por lo que los republicanos, que permitieron la investidura de Sánchez y apoyaron los Presupuestos de este año, mantendrán en principio su mano tendida al Gobierno. El PP se hundió ante Vox, perdiendo muchísima fuerza el mensaje de alternativa que defiende Pablo Casado. Y Podemos, su socio en el Ejecutivo, se quedó como estaba. Aun así, en privado, en el entorno del presidente también se da por casi seguro que habrá una reedición del pacto entre las formaciones independentistas, pero con ERC, que ha renunciado a la vía unilateral, ostentando la presidencia de la Generalitat.

El presidente ha argumentado que de los comicios se pueden extraer “tres lecciones”. Por un lado, una “clamorosa victoria de Illa y el PSC, que tiene más mérito aún después de todos los infundios que se han vertido, diciendo que se había vacunado”. Por otro, que se “abre paso una demanda de reencuentro” en el “conflicto entre una parte de la sociedad catalana y otra”. Y por último, que la sociedad catalana “quiere una salida de izquierdas a esta crisis”, liderada por los socialistas catalanes y los comunes.