La decisión del gobierno municipal de Callosa de Segura del PSPV-PSOE, IU y Somos Callosa (Podemos) de retirar una cruz franquista en cumplimiento de la ley de memoria histórica se ha topado con una activa oposición. Agrupados en una plataforma, que se define católica pero apolítica, defienden que haber retirado las placas con una explícita exaltación falangista basta para quitarle al monumento la simbología política. Hace unos días, un centenar de personas acudieron a una manifestación de la Falange para pedir la permanencia de la cruz. Lo hicieron con banderas franquistas, cantando el Cara al Sol con el brazo en alto y jaleando al grito de «presente» la lectura de los 81 nombres de la placa que permanece en el monumento.

La plataforma se desmarcó de la marcha, pero algunos de sus miembros participaron y tomaron la palabra. Esa placa es la única que queda porque, en septiembre, el párroco de la iglesia a cuyas puertas está la cruz retiró la que rezaba «José Antonio Primo de Rivera. Presente» y la que dedicaba el monumento A los héroes falangistas de Callosa de Segura 1936-1957. En el escrito que presentó admitió que se trataban de «objetos de exaltación colectiva de la guerra civil prohibidos» pero remarcó que la cruz, «como un elemento de fe», no lo es.

Los problemas empezaron en marzo del 2016, cuando el pleno pidió un informe técnico que avaló la retirada de la cruz. El PP presentó entonces un recurso pero el juez denegó medidas cautelares, por lo que el ayuntamiento tiene vía libre. «Tenemos claro que vamos a seguir nuestro camino, aunque es un problema porque es muy fácil poner en la plaza a personas mayores para que los operarios no puedan pasar», lamenta el alcalde, el socialista Fran Maciá, que cuenta que ha ofrecido poner una cruz del siglo XVIII en el mismo lugar.