El ministro de Industria en funciones, José Manuel Soria, se encuentra preparando la comparecencia que protagonizará en principio el próximo lunes en el Congreso para dar explicaciones sobre por qué su nombre aparece en los ‘papeles de Panamá’, según fuentes de su entorno. Sin embargo, el hecho de que haya aparecido una nueva información apuntando a que, junto a su hermano, el político canario tenía otra sociedad en el paraíso fiscal de Jersey le coloca en una situación de extrema gravedad. Especialmente después de haber dado garantías en público (y también en privado en conversaciones mantenidas en La Moncloa y el PP) de que no tenía vínculos con empresas ubicadas en paraísos fiscales. Su futuro, ahora, está en manos del presidente Mariano Rajoy -que ha evitado hacer declaraciones a la prensa en Cuenca- que no puede cesarlo por estar ya cesado como el resto de ministros desde el 21 de diciembre, pero que sí podría pedirle que abandone el cargo o tomar medidas disciplinarias desde el partido.

Así las cosas, se han incrementado en las últimas horas la perplejidad y desconcierto que existe desde la noche del pasado martes en las filas populares y los entornos monclovitas por las contradicciones y distintas versiones que Soria ha dado sobre cuál es su vinculación con una empresa de las Bahamas llamada UK Lines y otra británica que, con el mismo nombre, fue fundada por su padre y en la que él ha asegurado no haber tenido nunca ninguna responsabilidad. No obstante, su propia firma aparece no en uno, sino en al menos dos documentos de dicha sociedad y es de suponer que heredó parte de su accionariado cuando falleció su progenitor, en 1990.

Este mismo jueves, el diario El Mundo ha difundido que además de esto el responsable de Industria era administrador, como su hermano, de la compañía Mechanical Trading Limited, de la isla de Jersey, uno de los paraísos fiscales más relevantes del mundo. Dicha empresa se mantuvo viva hasta el años 2002 -ahí el político canario ya era alcalde- en que se procedió a su disolución a través de un documento que fue firmado por los Soria, pese a que hasta ese momento habían operado a través de un entramado fiduciario. Esa ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia del PP, hasta el punto de que se ha empezado a hablar de "dimisión" sin cámaras delante, mientras que algunos más atrevidos como el político vasco Borja Semper lanzan mensajes en las redes sociales para buenos entendedores: "en política, con la verdad puedes llegar a muchos sitios, o no, pero hay opción; con la mentira, tarde o temprano te vas a casa", apuntaba en twitter.

Desde la Junta de Castilla y León, que gobierna el conservador Juan Vicente Herrera, se le exigen ahora a Soria explicaciones "con mayor profundidad". No obstante cabe resaltar que las relaciones entre el ministro de Industria y sus compañeros en esta comunidad son malas, hasta el punto de que el PP leonés culpó directamente a Soria de su bajada electoral en las últimas autonómicas por las decisiones adoptadas desde su departamento en relación con el sector minero.

UN TEMA DE HACE 20 AÑOS

El vicesecretario popular Fernando Martínez-Maillo salió la mañana del jueves a la palestra para decir simplemente que Soria tiene que explicarse, aunque ha tratado de quitar hierro al asunto al apuntar que ya no se hablaba de una sociedad offshore en las Bahamas (de la que Soria se desligó absolutamente y alegando que es un “error” del gabinete jurídico del que proceden los ‘papeles de Panamá’), sino de una empresa con igual nombre en Gran Bretaña y que si tuviera vinculaciones con el ministro “sería derivado de una situación hereditaria por la muerte de su padre”.

“No sé si es muy relevante; no sé exactamente de que se le acusa”, ha llegado a decir Maíllo públicamente, para después subrayar que el tema tiene 20 años y que “no sabe” cuál es "la dificultad o problema del caso”. Cierto es que este dirigente del PP, además de vicesecretario de su partido, es presidente de la comisión de Industria, precisamente aquella en la que habrá de comparecer Soria, por lo que no sería prudente que bajo esta condición hiciera declaraciones yendo más allá con su compañero de filas. Además, sus palabras llegaron antes de que se conocieran las novedades sobre la presencia de Soria en una sociedad de Jersey.

En todo caso ya antes de difundirse esa nueva información, tanto en la dirección del partido como en la Moncloa había un importante desconcierto y malestar con la estrategia de comunicación que Soria -el mismo que dijo hace una semana que quien apareciera en los Papeles de Panamá debía dar explicaciones- ha emprendido, puesto que él mismo ha ido añadiendo argumentos confusos sobre su implicación en este caso y dosificando información que, según van publicando nuevos datos en los medios, van dejando en evidencia su estrategia de defensa y hace tener a buena parte de los populares los peores augurios sobre cómo podrá afrontar el ministro una comparecencia parlamentaria que, a todas luces, será muy dura. En las últimas horas el ministro ha optado ya por huir de las incómodas preguntas de los profesionales de la información.

La noche del pasado martes los periodistas fueron testigos de una acalorada conversación entre la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal y el propio Soria a la que se sumó el jefe de gabinete de Mariano Rajoy, Jorge Moragas. Se produjo minutos antes de que Soria compareciera ante la prensa en el Parlamento para intentar aclarar su situación, una rueda en la que aseguró que Mariano Rajoy le había dado su aval para que acudiera a comparecer oficialmente en la comisión de Industria (en un momento en que el Gobierno se niega a ir a las Cortes por estar en funciones) y que no se había puesto en cuestión su continuidad en el equipo.