La policía detuvo ayer por la noche en Barcelona al director de Método 3, Francisco Marco, a la que fue responsable de la cuenta del PSC en la agencia, Elisenda Villena, y a los detectives Julián Peribáñez y Alex Borreguero. Los cuatro están acusados de un delito de revelación de secretos. Se les responsabiliza de ser los autores de la grabación de la comida que el 7 de julio del 2010 celebraron en el restaurante La Camarga de Barcelona, la examante de Jordi Pujol Ferrusola, María Victoria Alvarez Martín, y la presidenta del Partido Popular de Cataluña, Alicia Sánchez Camacho.

Las detenciones se precipitaron por la tarde después de que Antonio Tamarit Febrero, el exempleado de Método 3 que presuntamente amenazó a Marco con vender dosieres si no le indemnizaba tras ser despedido, acudió a la policía a declarar como testigo. Según fuentes policiales, Tamarit enumeró los trabajos de espionaje que, según él, Marco ordenó realizar a sus detectives en los últimos años. Y, según algunas fuentes, el extrabajador mencionó también una grabación que durante todo el día de ayer buscaban desesperadamente comisarios principales descolgando el teléfono personalmente: la de la comida que el pasado 30 de abril celebraron en La Camarga la cúpula de Interior, con el ministro Jorge Fernández Díaz a la cabeza.

Tras la declaración de Tamarit, los investigadores detuvieron primero a Peribáñez y Borreguero. Ambos trabajaban en el departamento de seguimientos. Ambos reconocieron haber sido los dos detectives que grabaron a las dos mujeres, sentándose con un micrófono en una mesa cercana a la de ellas en el salón principal del restaurante. Pero, según sus letrados, contaron también que la grabación tenía el consentimiento de una de las comensales: Alicia Sánchez Camacho. El entorno de la tercera detenida, Elisenda Villena, contaba ayer que la dirigenta del PP debía de haber llevado la grabadora, pero se puso muy nerviosa y se optó por el otro sistema.

Un dirigente del PP de Cataluña negó rotundamente ayer esa posibilidad y recordó que en la última media hora, las dos mujeres comparten múltiples confidencias íntimas. El último en ser detenido fue Francisco Marco, que declarará hoy.

Las tornas se han girado en una semana. Hace dos lunes, Alicia Sánchez-Camacho tuvo que justificar ante la prensa por qué no había denunciado los presuntos delitos cometidos por Jordi Pujol Ferrusola que le detalló la examante del primogénito del expresident en una comida en julio del 2010. Entonces, la líder del PPC se defendió alegando que era la otra comensal, María Victoria Alvarez, quien debía acudir a los tribunales porque ella no podía actuar "por terceros". Ayer, tras anunciar que la justicia ha admitido a trámite las dos demandas que presentó el miércoles por las "escuchas ilegales" de las que fue víctima, la dirigente popular pasó al ataque: avisó de que su caso es "la punta del iceberg" y pidió que se llegue "hasta el final". Para empezar, el tribunal de primera instancia número 21 de Barcelona ha accedido a la solicitud de Camacho y reclamará a Método 3 su libro de registro de actividades para averiguar quién ordenó el espionaje. También ha prohibido que se difunda la polémica conversación.

Pero la líder del PPC no quiso quedarse solo en el terreno judicial y ayer también aprovechó para criticar la "incapacidad" del Govern de Artur Mas en la gestión de esta crisis (y también de la económica). Lamentó que el presidente no se haya puesto en contacto con ella, que solo la conminara en el pleno del Parlament a presentar demandas y que no le ofreciera el "apoyo" y la "asistencia" de la Generalitat para aclarar los hechos. "¿Se habría hecho lo mismo con otro diputado que no fuera del PP?, se preguntó irónicamente. "Mas no está a la altura de las circunstancias", espetó, aunque evitó pedir su dimisión.

La presidenta de los populares catalanes tampoco perdió la ocasión para rebatir las tesis del Ejecutivo de CiU de que las informaciones sobre el espionaje político en Cataluña no son más que una maniobra para diluir el proceso soberanista.