Tras la Fiesta de la Rosa del pasado 16 de septiembre, en la que Alfredo Pérez Rubalcaba pronunció un discurso en el que evitó apostar por el federalismo y causó malestar en las filas del PSC, el secretario general del PSOE comenzó a pulsar el sentir de las federaciones de su partido. El jefe de la oposición, explican sus más cercanos, estaba de acuerdo con el enfoque territorial de los socialistas catalanes, pero sabía que se trataba de un tema espinoso dentro de un PSOE en el que conviven opiniones muy diversas sobre este asunto. Así que, antes de bendecir a las claras el sistema federal, se dedicó a consensuar el enfoque con los barones. Sobre todo, con el más poderoso, el presidente de Andalucía, José Antonio Griñán. Después de comprobar que la apuesta estaba madura, Rubalcaba dio ayer un paso que el PSC le venía reclamando desde hace mucho tiempo.

"El debate en Cataluña marca las restricciones de un modelo que se quedó a medias --dijo el líder socialista en la Ser--. Hay que avanzar hacia el modelo federal. Se ha ido creando una fractura que hay que arreglar políticamente. Eso nos exige revisar algunas cosas que el PSOE está dispuesto a revisar para ponernos de acuerdo en un modelo que avance sobre el Estado autonómico en dirección federal. Luego se verá si eso encaja en la Constitución. Si no encaja, habrá que cambiar la Constitución, porque no es inmutable. Lo que debería ser inmutable es el consenso constitucional. Esa es la clave, que nos pongamos de acuerdo". Lo cual, explicó después la vicesecretaria general socialista, Elena Valenciano, no significa que el PSOE esté a favor de reformar ya la Carta Magna. Se trata de avanzar hacia un modelo similar al alemán.