François Hollande, el candidato socialista al Elíseo, es el espejo en el que se mira el PSOE. Representa aquello que le gustaría ser, aquello que le gustaría haber sido. Un líder que ha levantado a su partido, muy desdibujado hasta hace bien poco, y que ahora encara unas elecciones presidenciales --cuya primera vuelta será el 22 de abril--, en las que todas las encuestas le dan como ganador frente al conservador Nicolas Sarkozy. Tanto para el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, como para su acompañante, el primer secretario del PSC, Pere Navarro, Hollande encarna la prueba, en estos momentos de desánimo y ausencia de poder institucional, de que no todo está irremisiblemente perdido, de que, por muy bajo que sea ahora mismo el punto de partida, se puede remontar el vuelo. Así que los dos peregrinan a París para estar junto a él. Rubalcaba lo hizo ayer, reuniéndose durante una hora con el candidato. Navarro lo hará mañana, en el seno de unas jornadas sobre el progresismo en Europa.

Porque Europa muestra signos de virar hacia la izquierda, repitiendo así la tendencia de que cuando España va hacia un lado del espectro ideológico, la mayor parte del continente se encamina hacia el otro. "Hollande es la esperanza de la izquierda española y europea para cambiar la actual política de ajustes y emprender una salida justa de la crisis", dijo el líder del PSOE tras su encuentro con el francés. La dirección socialista, de hecho, considera que el candidato al Elíseo representa la última oportunidad para que los países que no logran controlar el déficit pese a las draconianas condiciones de Bruselas, caso de España, obtengan un balón de oxígeno.

Diferencias y semejanzas

Rubalcaba quiere dejarse ver con Hollande, pero Hollande no tiene el mismo interés en mostrarse junto a Rubalcaba, un candidato que hace solo cuatro meses cosechó el peor resultado de la historia del PSOE. Hubo fotografía de la reunión, pero después el español compareció en solitario ante los medios para explicar su encuentro junto a un dirigente con el que tiene muchas similitudes. Pertenecen a la misma generación --aunque Rubalcaba, nacido en 1951, es tres años mayor-- y comparten recetas frente a la crisis: el impuesto sobre las transacciones financieras y la actuación del Banco Central Europeo a través de los eurobonos. Sus trayectorias políticas, sin embargo, han ido en sentido inverso. Como primer secretario de los socialistas franceses entre 1997 y el 2008, Hollande lo ha sido todo en el terreno orgánico y nada en el campo gubernamental, donde nunca ha ocupado puesto alguno. A Rubalcaba le ocurre lo contrario. Ha sido portavoz, ministro y vicepresidente del Ejecutivo, pero hasta su elección como líder del PSOE el mes pasado, no había desempeñado cargos en su partido.