Los socialistas vascos tuvieron ayer un nuevo y significativo gesto conciliador con Sortu, la marca de la izquierda aberzale. En una iniciativa parlamentaria, el PSE insta al Parlamento de Vitoria a expresar su deseo de que los herederos de Batasuna sean capaces de hallar la senda de la legalización. Una proposición no de ley plantea la esperanza de que Sortu "se halle en condiciones de evidenciar que puede ser una fuerza legalizada, con capacidad para participar en la vida política en las mismas condiciones y con los mismos derechos y deberes a que están sujetos los restantes partidos vascos".

El texto parte de la base de que Euskadi vive un momento "esperanzador, marcado por el declive de ETA y por el distanciamiento de quienes la han venido apoyando hasta el presente", y sostiene que la eficacia del Estado de derecho ha hecho "recapacitar" a su entorno político, "que se ha visto en la necesidad de rechazar explícitamente la violencia terrorista de la banda".

Después de que el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, acusara al presidente del Gobierno de "falta de valentía", en un artículo en el que abogaba por la legalización de Sortu, el lendakari, Patxi López, volvió a incidir, durante un almuerzo celebrado en Madrid, en las diferencias que sobre la nueva marca aberzale existen entre los socialistas vascos, y el Gobierno y el PSOE. Dijo no "compartir" la tesis de Eguiguren, pero sí expuso algo que no concuerda con la posición del jefe del Ejecutivo. "La ley de partidos dice claramente cuáles son las condiciones por las que un partido es ilegal, y entre ellas no está que ETA desaparezca", dijo.

PROFUNDAS DIFERENCIAS Lo que el lendakari tachó ayer de simples "matices" son, en realidad, profundas diferencias: mientras José Luis Rodríguez Zapatero considera que "con ETA viva", Sortu "tendrá dificultades" para participar en las elecciones del 22-M, López, sin pedir su legalización, cree que ambas cosas no tienen relación entre sí: "En democracia no se puede jugar a poner una condición cada vez que nos conviene".

Sin citar a Zapatero, porque no solo se refería a él, sino a todos los dirigentes del PSOE y del PP que no viven en el País Vasco, el lendakari apostilló: "A veces oigo críticas hechas desde 500 o 1.000 kilómetros de distancia que no las puedo asumir de ninguna manera. Nos duelen".