Pocos en Córdoba saben combinar tan eficazmente ese cierto halo que precisa un cargo relevante en un partido con un carácter tan particularmente cercano y afable. Puede que a ello contribuya su localidad de nacimiento, Cabra, un crisol de la política cordobesa y nacional. El caso es que el técnico superior en Relaciones Institucionales y Protocolo Adolfo Manuel Molina Rascón (Cabra, 21 de enero de 1975) ya asumía la máxima responsabilidad del partido en Cabra en el 2005, con 30 años.

2011 y 2012 serían unos años claves para Molina. Además de pasar a ser teniente de alcalde de Presidencia en su localidad entró en la Diputación como delegado provincial de Nuevas Tecnologías, mientras que en el partido pasaba a ocupar la secretaría general de Córdoba.

Tan agitado periodo culminó con su primera acta de diputado autonómico en el 2012. De hecho, Molina, con dos legislaturas (2012-2015 y 2015-2018), está en el grupo de los más veteranos en la Cámara autonómica, un título que puede reforzar al presentarse ahora en tercer lugar de la lista del PP, en un puesto de salida, si las encuestas así lo permiten afirmar.

Pero también 2017 y 2018 han sido intensos para Molina, comenzando por su nombramiento como presidente provincial del PP, un cargo para el que superó con mucho a su competidora, Rosario Alarcón, con cinco veces más avales y, en el 15 congreso provincial del PP, al lograr el 96,3% de los votos. Y todo ello sin abandonar su actividad en el Parlamento andaluz, en donde en la última legislatura fue presidente de la comisión de control de la RTVA y vocal en las comisiones de Presidencia y en la de Educación, además de ser ponente en la Ley de Participación Ciudadana.

Su carácter conciliador e institucional dentro del partido le llevó a mantener una prudente neutralidad en las recientes primarias, un momento duro del PP tras la marcha de Rajoy en el que Córdoba no estuvo, ni mucho menos, ajena a tensiones internas.