Javier Imbroda, un experto en deporte y referente del baloncesto español, capitanea la Consejería de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía, en representación de Ciudadanos, desde el 2019. Tres años en los que, pese a que ha tenido que hacer frente a una pandemia, asegura haber puesto las bases de la transformación del sistema educativo andaluz. Hacemos la entrevista en Córdoba, tras la inauguración de un instituto en Miralbaida, un acontecimiento «histórico» por la demanda social y la dilatación en el tiempo.

Son 35 años los que este suplemento lleva informando de Educación. ¿Cómo ha cambiado la enseñanza? ¿Qué principales hitos cree que se han conseguido?

Yo destacaría, en una comunidad como la nuestra, donde había un índice muy alto de analfabetismo, producto de una época pasada, histórica, y lamentable, que el mayor avance es que hoy en día nuestros niños, nuestros jóvenes, nuestros mayores hayan tenido oportunidad de poderse formar. Es verdad que una cosa es alfabetizar y otra la equidad de que todo el mundo tenga las mismas oportunidades, independientemente de las condiciones socioeconómicas de cada familia, y otra cosa es la titulación, la excelencia. Tras los grandes pasos que se han dado en ese sentido, faltaba esa etapa de apostar por la calidad educativa, por esa excelencia, sin dejar a ningún niño atrás. Esto es lo que nosotros hemos tratado de implementar en nuestro sistema educativo.

¿Qué le parece que un periódico dedique semanalmente unas páginas exclusivas a visibilizar lo que se hace en educación en la provincia?

Me parece que es un periódico muy inteligente, que presta un servicio a la sociedad, que es visibilizando todo el trabajo que se hace en la comunidad educativa, porque la sociedad en general tiene que entender que la educación es la clave y el futuro de nuestra sociedad. Entonces hay que estar muy atentos, hay que acompañar, hay que ayudar y facilitar... y que el periódico haga este esfuerzo yo lo único que tengo que hacer es aplaudirlo.

Hubo un tiempo en que desde la Consejería de Educación se impulsó un programa Prensa-Escuela. Hoy, con las redes sociales, las fake news, la desinformación, ¿no sería interesante promover algo así de nuevo?

En nuestro sistema educativo siempre estamos tentados a introducir todo. Si echáramos un vistazo a cuántos días de celebraciones tenemos a lo largo del curso, veríamos que son muchos, el Día de la Paz, el de la Solidarídad, el Día de la Educación, el Día de Andalucía... y eso está muy bien, pero nuestros niños necesitan cierta tranquilidad. Independientemente de que celebren ciertas efemérides y acontecimientos, tienen que estar centrados en su formación y en mejorar sus competencias. Evidentemente, hablarle a los niños de desinformación, de fake news, de todo esto, tiene que ser transversal. Todos los profesores son sensibles a esto y van enseñando y orientando a nuestros jóvenes para que tengan cuidado, de que lo primero que llega no se puede creer, y enseñarles a valorar esas noticias para que distingan y nadie los manipule.

Lo que nadie podía imaginar es cómo podría enfrentar la enseñanza una pandemia como la que llevamos viviendo ya por casi tres años. ¿En general cómo se ha respondido en las sucesivas olas? ¿Qué hemos aprendido?

Nos hemos enfrentado a esta pandemia, no nos hemos escondido, toda la comunidad educativa. Se han aplicado una serie de medidas higiénico-sanitarias, siempre muy coordinados con las directrices que nos marcaba la Consejería de Salud y con los ministerios de Educación y Sanidad, junto a recursos humanos, materiales, y muy pendientes de cualquier incidencia, un enlace sanitario adscrito a cada centro, con la colaboración de las familias y sobre todo una colaboración compartida que hemos tenido entre docentes y alumnado. Los alumnos han dado un gran ejemplo, pues quién nos iba a decir que iban a estar todo el día con sus mascarillas puestas, y han tenido a veces mejor comportamiento que los adultos. Por tanto, creo que el resultado de esta responsabilidad compartida ha sido un éxito colectivo, porque hemos conseguido que nuestros niños y jóvenes estén en sus colegios y en sus institutos y que su formación continuara de forma presencial todo lo que hemos podido, en función del nivel epidemiológico. Y también incluyo el trabajo de los profesionales de las delegaciones territoriales de la consejería que ha sido inmenso también.

Tras las vacaciones de Navidad, la ómicron creó una situación extraordinaria para la que los profesores demandaron medidas especiales que, a su parecer, no llegaron.

En enero del 2021, también en otra plena ola a la que se sumó Filomena, no había aún vacunas, se estaba empezando. Estuvimos en peores circunstancias, en más adversidades que en enero del 2022 y salimos adelante. No entiendo muy bien ese tipo de comentarios, porque en peores circunstancias salimos adelante. En enero del 2022 hemos tenido el mayor refuerzo posible, que ha sido que todo el personal docente y no docente esté vacunado casi en su totalidad, que es el mayor escudo protector, y un porcentaje muy elevado entre nuestros niños de 5 a 11 años. Nosotros nos hemos ido adaptando a cómo ha ido evolucionando la pandemia y hemos dado respuesta en función de cómo estaba en cada momento.

¿Y cuál es en estos momentos la incidencia del virus en las aulas?

El 98,5% de nuestros centros educativos está libre de covid. Quiere decir que no hay ningún colegio e instituto a día de hoy (primeros de febrero) que esté cerrado por covid. Están algunas aulas cerradas porque hayan tenido más de 5 positivos y las autoridades sanitarias, que son las que deciden, señalan que se tiene que aislar a ese alumnado. Una vez más, se demuestra que nuestros centros educativos son espacios seguros.

La pandemia ha dejado al descubierto también una gran brecha digital tanto entre el alumnado como entre el profesorado. ¿Como se ha intentado atajar?

Esto fue una evidencia en el último trimestre del curso 2019-20, que nos confinamos. Ahí sí se descubrió esa brecha digital. Ningún sistema educativo del mundo estaba preparado para afrontar un desafío como el que nos encontramos. Tuvimos que ir a la carrera, prácticamente, para dar soluciones y que nuestros docentes pudieran tener instrumentos, herramientas, para poder seguir las clases a distancia. No fue fácil, porque en aquel momento también todo el mundo quería comprar dispositivos digitales, por lo que en el marcado no estaba fácil. El caso es que aquello, que fue una enorme enseñanza para nosotros, lo que hizo fue acelerar todos los recursos que necesitábamos por si se volvía a repetir una situación así. Hemos comprado 275.000 dispositivos digitales para nuestros centros educativos, para que los directores y equipos directivos puedan gestionarlos. Hemos dado conectividad a la práctica totalidad de los centros y los que faltan se está trabajando para que la tengan. Se ha avanzado muchísimo en este sentido.

Estamos a punto de comenzar un nuevo proceso de escolarización, ¿va a haber algún cambio importante?

No, no, digamos que siguen las mismas normas de escolarización y a partir de marzo se abrirá ese plazo con normalidad y que cada familia pueda elegir libremente, qué cosa más extraña también, qué modelo educativo quiere para sus hijos.

En Córdoba, la supresión de unidades en la enseñanza pública es uno de los mayores campos de batalla en el proceso de escolarización. Se han cerrado 406 unidades desde el 2011. ¿No le parece excesivo?

A mí me encantaría que hubiera niños, pero no los tenemos. ¿Sabe usted que este curso 2021-22 hemos arrancado con 45.000 alumnos menos en nuestro sistema educativo? ¿Qué hacemos donde se da esa bajada de natalidad es tan brutal en algunas zonas de nuestra Andalucía? Hay algunos que dicen, pues que bajen la ratio, claro. Ese es el siguiente mantra. O empiezan a tomar decisiones de planificación que me llama la atención el conocimiento tan profundo que tienen algunos de un proceso de escolarización en Andalucía. Yo respeto lo que cada uno pueda decidir. Pero normalmente, estos colectivos que siempre están con estos mantras de unidades públicas suprimidas, de la ratio... quiero decirles también de por qué no hablan de las unidades públicas que se abren, porque a veces se han abierto más que se han cerrado, ¿por qué no lo cuentan? En Infantil y Primaria tenemos problemas de niños, pero en Secundaria se abren unidades públicas, y en Formación Profesional y educación especial también. ¿Por qué no cuentan esto?

Y respecto a la reducción de ratios, ¿sería posible para dar mayor calidad a la enseñanza?

Mire, la bajada de ratios no es el factor decisivo para mejorar la calidad educativa. Es un factor más, pero no es exclusivamente el factor. Tenemos centros educativos con ratios bajas que no tienen buenos resultados. Pero también hay que decir que por primera vez en Andalucía se ha bajado la ratio, de 20 en Infantil y de 21 en Primaria. En Córdoba, la ratio es incluso más baja que en el resto de Andalucía, pues está en 17.

En su balance de gestión habla de que se ha tratado de impulsar una nuevo modelo educativo que contempla apostar por la excelencia.

Nosotros hemos querido desarrollar un proyecto transformador de nuestra educación porque era muy necesario. Y esto consiste en primer lugar en apostar por nuestros docentes, mejorar su formación inicial y permanente. En segundo lugar, estamos desarrollando una estrategia de transformación digital que está siendo referente, según la Comisión Europea. Estamos tratando de trasladar a todos nuestros centros recursos para que puedan desarrollar cada uno su proyecto educativo. Y más de 90.000 docentes han mejorado sus competencias digitales, han estado formándose en este tiempo de pandemia. Destacar también el impulso a la FP, que es una línea estratégica de este gobierno, aumentando las plazas públicas y los ciclos formativos que tienen vinculación con la empleabilidad. En Córdoba, ya estamos trabajando en qué ciclos formativos se necesitan para la base logística del Ejército y que los jóvenes puedan encontrar ahí un empleo. En infraestructuras nos encontramos una situación de emergencia y en este tiempo hemos hecho más de 1.600 actuaciones por toda Andalucía en menos de tres años, una barbaridad.

¿Cómo se puede alcanzar ese 10% de abandono escolar que marca la UE?

Para mí, ese 10% sigue siendo incluso alto. Mientras haya un joven que abandone el sistema porque no encuentra los alicientes y sus ilusiones, será un fracaso del sistema, no un fracaso del joven. Por primera vez en la serie histórica, que estaba en el 22% de abandono, ahora está en el 17%, es una bajada notable. Pero el abandono escolar es perder capital humano y dejar que estos jóvenes vayan dando bandazos por la vida y hay que atajarlo como sea.

Finalmente, ¿cuáles serían las asignaturas pendientes?

Yo creo que hemos sentado las bases para esa transformación y ahora hay que seguir caminando. Queda mucho por hacer porque el ámbito educativo está vivo, aparecen necesidades constantemente y hay que adaptarse a un mercado laboral cambiante. Pero también, siempre hay que seguir mejorando las infraestructuras y ayudando a nuestros docentes en su formación continua.