La relación entre animales y personas se pierde en la antigüedad. Posiblemente este vínculo se inició cuando los humanos empezaron a criar/seleccionar animales que empleaban para asegurar su supervivencia, bien utilizándolos como alimento o con fines utilitarios. A lo largo de la historia destaca el protagonismo de perros y gatos al entrar en nuestros hogares sin permanecer atados o encerrados y gozar de unos lazos afectivos humanos muy significativos. Está comprobado que la soledad envejece y perjudica seriamente la salud. La presencia de un animal en casa nos humaniza y nos engrandece.

En ocasiones suelen aparecer de repente pero es preferible que lo hagan después de cierta planificación y consenso. Se trata de no molestar a nadie de la familia y de que no se queden ´huérfanos´ en su propia casa adoptiva. Deshacerse de ellos --p.e. regalándolos-- después de un tiempo es una crueldad que solo los humanos somos capaces de hacer. Es evidente que ellos no pidieron venir. Tampoco eligieron a sus dueños. Los animales --generalmente pequeños-- de compañía tienen la ventaja de que solo saben escuchar y normalmente responden con grandes alegrías ante cualquier pequeño estímulo. Saben realizar perfectamente su función a cambio de un poco de comida y de muestras de afecto. Nos hacen más sensibles, más felices y nos acompañan. Suelen ocupar poco sitio en la casa pero grandes espacios en el corazón. Son felices con cosas normales y se dejan domesticar. Conocen costumbres de todos los miembros de la casa y aceptan la jerarquía claramente manifestada.

Suelen ser limpios, les gusta tener su sitio de descanso, de estar y valoran --de forma extraordinaria-- su comedero y su bebedero. Su tristeza es fácil de reconocer, así como sus enfermedades. Siempre se dejan. A veces buscan --melosamente-- una caricia o unas palabras. Son fieles. También ellos se humanizan tratando de adaptarse a un medio relativamente desconocido como es una cama, calefacción, música, conversaciones ininteligibles o timbres de la casa o del móvil. Todo es raro pero se adaptan siempre que les tengamos un mínimo de respeto. Su comportamiento cambia --de forma fácilmente observable-- en casa del veterinario.

Si tenemos una hembra hay que estar preparados para un aumento --más o menos previsible-- de la familia. Es una experiencia increíble asistir a este tipo de acontecimientos en casa.

Las investigaciones apuntan a que la presencia de una mascota beneficia la salud del hogar mejorando la autoestima de los dueños, reduciendo el estrés e incrementando el bienestar psicológico. En contrapartida está su absoluta dependencia y posibles incidencias con personas, con otros animales o cierto desembolso económico en gastos veterinarios.

Pájaros, perros, gatos, tortugas, ratones, ardillas y hasta serpientes y cocodrilos forman una especie de fauna en casa que aminoran enfermedades, nos acercan a la naturaleza y nos hacen cariñosos en límites insospechados. Tener un animal en casa es una responsabilidad que en la mayor parte de los casos merece la pena.