La diferencia entre lo que cobra un agricultor por su producto y el precio al que se vende ese mismo producto en destino, esto es, en el supermercado o en una frutería, es grande. Según los datos que recopila la Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas (COAG) y que cada mes publica en forma de índice, en diciembre el encarecimiento de los alimentos se multiplicó de media por 4,91 veces desde campo hasta la mesa. Alimentos como el limón, la mandarina o la naranja ven su precio crecer en más del 1.000%, mientras que otros como el ajo, la patata o la cebolla se eleva entre el 800% y el 500%, respectivamente. Esto significa que, por ejemplo, de los 1,22 euros que de media puede costar el kilo de patatas, al agricultor le han pagado una media de 18 céntimos. 

Asociaciones agrarias de toda España llevan meses tratando de hacerse oír. Ya en los primeros meses de 2020 tomaron las calles para denunciar la situación y sus protestas públicas contribuyeron a avivar la reforma de la ley de la cadena alimentaria, que finalmente fue aprobada en diciembre de 2021. Sin embargo, tras medio año de inflación galopante y el incremento de los costes de producción la situación no es mucho mejor y las principales organizaciones del sector primario vuelven a poner en entredicho la viabilidad del campo si las cosas no cambian. 

Además de a las administraciones, las movilizaciones de los agricultores reclamando precios justos hicieron reflexionar a tres amigos madrileños de 24 años. "Pensamos que tenía que haber un problema y nos pusimos a analizar la cadena de suministro", explica Álvaro Pérez, cofundador y CEO de HarBest. La conclusión que sacaron es que los márgenes que se quedaban en los eslabones intermedios eran demasiado elevados y encontraron una oportunidad. Su idea fue crear un marketplace B2B a través del que conectar a los productores de forma directa con los restaurantes.

Tanto Pérez como sus dos socios tenían experiencia en finanzas o ventas, que podía ser útil para emprender el proyecto, pero cero conocimientos del mundo agrícola. Su solución, tras comprobar que la idea de negocio era económicamente viable, fue echarse a la carretera en su mes de vacaciones. "En julio nos cogimos el coche y nos fuimos a dar vueltas por toda España conociendo agricultores, a puerta fría, y llamando a miles de personas. Almería, Murcia, Granada, País Vasco, Navarra, Catalunya, Madrid… Fuimos a contarles nuestra idea, pero sobre todo a escucharles, sobre sus problemas y sus necesidades", rememora este emprendedor. De esta peripecia sacaron una cartera de 150 potenciales proveedores de toda España: "Nos dijeron ‘nos interesa, cuando lo tengáis montado nos llamáis’. No teníamos ni siquiera un powerpoint…".

Con esta base de agricultores y 12.000 euros de inversión inicial, se pusieron a crear la plataforma digital, que lanzaron en septiembre de 2020, con los aforos de la hostelería todavía limitados y las restricciones a la movilidad aún en marcha. Conscientes del complejo momento en el que entraban al mercado, decidieron aprovechar los meses siguientes como un periodo de testeo con el que ir puliendo las funcionalidades y captando restaurantes a los que vender el producto. "Es verdad que estaban flojos en volumen, pero el que estaba abierto necesitaba abaratar sus costes y optimizar su cuenta de resultados. Como nuestra primera propuesta de valor es reducción de costes de entre el 20% y el 30% en la compra, íbamos muy alineados con sus necesidades", asegura Álvaro Pérez. 

Algo más de un año después, trabajan con 700 restaurantes. Según aseguran, en Madrid acaparan el 3,5% de la cuota de mercado y en Barcelona, donde aterrizaron a finales de junio, suministran a unos 300 restaurantes. Ante la pregunta de porqué no están presentes en más ciudades, el emprendedor explica que tiene que ver con la logística, que externalizan al completo con empresas locales: "Centralizamos muchas operaciones de muchos restaurantes y agricultores en una misma transacción logística para que salga más barato y los costes se puedan repartir entre todos".  

El sistema, por el que configuran cada ruta de transporte para cada ciudad con entrega en 24 horas, hace que su expansión territorial sea más lenta. Sin embargo, de acuerdo con sus fundadores, presenta otras ventajas: "Es más barato, más tiene más trazabilidad, es más sostenible…". "La huella de carbono la reducimos un 28% frente a la cadena de suministro tradicional porque el producto no se estoca, no hay transportes innecesarios o duplicados… Además, como es un producto más fresco, el restaurante tiene más margen para consumirlo: disminuye el desperdicio de producto en un 25%", enumera Pérez. 

En el primer año de actividad HarBest facturó 600.000 euros y, hasta la fecha, ha levantado 1,4 millones de euros de inversión. Con la ronda más reciente, que cerraron en diciembre, captaron 1 millón de euros que van a destinar a desarrollar una app para sus clientes y a seguir escalando el proyecto. En abril desembarcarán en Valencia y, en el conjunto de 2022 esperan operar en Sevilla, Málaga y Bilbao. Para ello, planean ampliar el equipo desde las 32 personas que lo componen actualmente hasta 50 al finalizar el año y hasta 75 trabajadores en 2023. 

Además, en su hoja de ruta tienen previsto internacionalizar a partir de 2023 y ampliar el segmento de clientes a otro tipo de negocios, pero siempre bajo el modelo B2B. Proyectan, además, llegar a break even a final del próximo año. Y todo, con el objetivo inicial de llevar un precio más justo a los 200 pequeños agricultores con los que trabajan, a los que pagan "un 50% más", destaca Pérez. Para ello cuentan con el respaldo de la Lanzadera, la incubadora y aceleradora de Juan Roig, donde se incorporaron en enero de 2021. Ahora se encuentran en la fase de ‘Growth’ (crecimiento) y en mayo pasarán al nivel más avanzado, de ‘Scale up’, con el que consolidar el salto de startup a empresa.