España inyecta a Rusia 1.650 M con las compras de gas y concentra un tercio de todos los pagos de la UE

El mercado español se confirma como el mayor destino europeo del gas ruso y dispara las importaciones un 50% desde principios de año.

Un barco metanero, junto a la regasificadora de Sagunto.

Un barco metanero, junto a la regasificadora de Sagunto. / Daniel Tortajada

David Page

España está sacando partido de su enorme parque plantas regasificadoras (las que reciben y envían el gas en buques) para convertirse en una pieza clave del tablero continental del gas. El sistema gasista español, que concentra un tercio de la capacidad de regasificación de toda Europa, está erigiéndose en un gran hub continental para la llegada y reexportación de gas natural licuado (GNL), el que se transporta congelado por barco, hasta alcanzar máximos históricos.

Europa se ha propuesto reducir de manera progresiva su dependencia del gas ruso y Rusia ha cortado las ventas por gasoducto al continente. Pero de momento las importaciones de gas ruso no están formalmente afectadas por las sanciones económicas impuestas por la UE para cortar las vías de financiación del Kremlin para costear la invasión militar de Ucrania.

Con las compras de gas fuera de las materias primas incluidas en el bloqueo comercial, España también se está convirtiendo en la gran puerta de entrada del gas ruso a Europa. El mercado español se confirma como la mayor vía de importación de gas por barco procedente de Rusia de toda la Unión Europea, con las compañías energéticas europeas aprovechando la amplia red de plantas de regasificación del país y con el objetivo de luego revender parte de ese gas a otros destinos.

El resultado es que el peso de las llegadas de gas ruso hacia España ha seguido creciendo desde el inicio de la guerra y sólo durante este año se han disparado más de un 50%, según los datos de Enagás, el gestor del sistema gasista español, y de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores). Un aumento que confirma a España como mayor importador europeo, por delante de Francia y Bélgica.

Los países de la Unión Europea pagaron 5.510 millones de euros por las importaciones de gas ruso entre enero y julio, y casi un tercio de ese importe lo concentraron las compras que tuvieron por destino las instalaciones del mercado gasista español, según las estimaciones del Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero (IEEFA, por sus siglas en inglés), un think tank especializado con sede en Estados Unidos.

Las empresas energéticas abonaron en concreto 1.650 millones de euros en los siete primeros de año por compras de gas ruso que acabó en España (una cuarta parte del total de los 6.300 millones que costaron el conjunto de importaciones españolas de gas natural licuado). El importe abonado por España a Rusia coloca al país a la cabeza de los compradores, por delante de los 1.320 millones que costaron las importaciones de Francia, los 1.300 millones de Bélgica o los 910 millones de Países Bajos, según el último informe publicado por IEEFA.

La petición del Gobierno

El Gobierno español ha venido manifestando públicamente de manera reiterada su preferencia de que las compañías energéticas reduzcan sus compras de gas ruso, pero asumiendo que las empresas pueden seguir comprando gas ruso dado que la Unión Europea no ha adoptado una decisión coordinada para vetar su importación.

El Ejecutivo incluso ha llegado a pedir directamente por carta a los grandes operadores gasistas españoles que dejen de comprar gas ruso y no suscriban nuevos contratos de suministro, sumándose a la petición realizada por la comisaria europea de Energía, Kadri Simson, de que no se firmen nuevos contratos de suministro de gas con compañías rusas una vez que finalicen los actualmente vigentes.

“Es necesario unirse en esta petición de la Comisión y apelar a las empresas españolas del sector para que intensifiquen la diversificación de los contratos de suministro de gas natural licuado y prescindan de los procedentes de Rusia”, pidió hace unos meses la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, en una carta remitida a los grandes operadores energéticos españoles.

Sin veto de la UE

La Unión Europea ha lanzado varios paquetes de sanciones contra Rusia para ahogar económicamente al Gobierno de Vladímir Putin y cortar sus vías de financiación de la guerra en Ucrania. Entre las múltiples medidas de castigo no se ha incluido el bloqueo de las compras de gas ruso. Y tras más de año y medio de guerra, España se está convirtiendo en el gran receptor de gas ruso por barco para luego reexportarlo a otros países.

Desde el sector energético se apuntan diferentes circunstancias que explican el incremento sostenido de las compras a Rusia. Las importaciones responden en muchos casos a contratos a largo plazo firmados con mucha anterioridad a la invasión y que no se pueden romper sin exponerse a sanciones millonarias, justifican las compañías, y una parte del aumento de llegadas corresponde a desvíos de barcos metaneros que tenían por destino otros países europeos que tuvieron que buscar otros destino por problemas en las plantas europeas, singularmente durante el pasado verano.

Naturgy, el mayor operador gasista español, sigue recibiendo gas procedente de Rusia como consecuencia de un contrato a largo plazo con Yamal, una planta de licuefacción controlada por un consorcio en que participan el grupo ruso privado Novatek, la francesa Totalenergies y compañías chinas. El contrato contempla el suministro de algo más de 3 bcm (miles de millones de metros cúbicos) de gas al año hasta 2042.