Laboral

La Inspección de Trabajo sanciona a La Casa de las Carcasas por obligar a trabajar de pie a una embarazada

La empresa envió un taburete a la tienda dos meses después de comunicarse el embarazo | En vez de ponerlo en el mostrador, lo metió en un almacén de 90 centímetros

Una trabajadora coloca inventario en una de las tiendas de La Casa de las Carcasas.

Una trabajadora coloca inventario en una de las tiendas de La Casa de las Carcasas. / Alba Vigaray

Analía Plaza

La Inspección de Trabajo ha abierto un acta de infracción contra La Casa de las Carcasas por no proporcionar un taburete a una trabajadora embarazada, obligándola a estar de pie durante toda su jornada laboral. La resolución, a la que ha accedido El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica, constata asimismo que no se adoptaron medidas "para que se realizasen pausas" en las horas de trabajo.

El incumplimiento de las normas de seguridad y salud en las trabajadoras embarazadas está tipificado como infracción muy grave en la LISOS (Ley Sobre Infracciones y Sanciones del Orden Social). Las multas por este tipo de infracciones oscilan entre los 49.181 y los 983.736 euros. Consultada por EPE, la empresa avanza que ha presentado alegaciones porque no comparte ni el fondo ni la cuantía de la multa, cuya cantidad exacta no comparte ni aparece en la resolución.

Fuentes expertas en derecho laboral consideran probable que la multa sea la mínima —los 49.181 euros—, que se quedarían en 29.508 euros si la empresa reconociera que ha cometido la infracción y pagara, al aplicarse una reducción por pronto pago. Aunque desde La Casa de las Carcasas insisten en que lo dictado por la inspectora es "totalmente incierto", las fuentes laboralistas consultadas recuerdan que la versión de la Inspección tiene presunción de veracidad: es decir, que los hechos que describe se consideran ciertos si no se demuestra lo contrario.

Un taburete en el almacén

La historia de la embarazada que tuvo que trabajar de pie sucedió el verano pasado en Zaragoza. A finales de abril de 2022, la tienda —situada en el centro comercial Puerto Venecia— comunicó el embarazo de la trabajadora. La empresa le solicitó un reconocimiento médico y, dos semanas después, dirigió a la mutua un certificado sobre sus condiciones de trabajo.

En este certificado, La Casa de las Carcasas manifestó que su puesto no estaba exento de riesgo, pero que adoptaba dos medidas para adaptarse a su situación: la colocación de un taburete con reposapiés, que hasta entonces no tenían, y la consulta al resto de empleadas para realizar cambios de horario, de modo que la embarazada pudiera hacer jornada partida. Su contrato era de 36 horas semanales.

La Inspección constató que el taburete no llegó a la tienda hasta el día 1 de julio, más de dos meses después de comunicar el embarazo. Y que, en lugar de instalarlo detrás del mostrador, la empresa dio indicaciones de que se pusiera en un pequeño almacén de apenas noventa centímetros de ancho. "Por tanto, si la trabajadora necesitaba sentarse debía acudir al referido habitáculo, sin que se hubiesen programado pausas para ello", concluye la inspectora. "La trabajadora debía estar en situación de bipedestación [de pie] durante toda su jornada laboral".

La compañía, de acuerdo a la resolución de Trabajo, debería haber permitido a la empleada embarazada sentarse lo más a menudo posible. En cambio, constata, "en el centro de trabajo no existía lugar en el que descansar o sentarse".

"Trajeron el taburete varios meses después de pedirlo, pero al final tuvimos que denunciar porque no había manera de que lo adaptaran al puesto. La empresa acaba cumpliendo ciertas cosas, pero con denuncias de por medio", valora Claudia Olivares, delegada de personal en la tienda. La compañía difiere de todo lo certificado por la Inspección. "El taburete tardó en llegar cuatro días y la orden de colocarlo en el interior del almacén nunca se impartió", asegura Luis Huidobro, responsable legal de La Casa de las Carcasas.

Finalmente, la trabajadora pasó a situación de suspensión del contrato de trabajo por riesgo durante el embarazo el 15 de septiembre de 2022.

"Enviamos regalos a las embarazadas"

La obligación de trabajar de pie no es nueva en La Casa de las Carcasas. Tal y como publicó este diario en un extenso reportaje sobre la empresa, las tiendas tienen cámaras de videovigilancia para controlar que las vendedoras cumplen los protocolos establecidos. "Es verdad que hay cámaras y que no te puedes sentar, que tienes que estar siempre en disposición de atender al cliente, pero creo que lo que se intenta es que des la mejor atención", explicó una dependienta entonces.

Ismael Villalobos, el joven extremeño fundador y CEO de La Casa de las Carcasas, ha explicado por email a El Periódico de España que le "entristece" el acta de la Inspección de Trabajo. Villalobos recalca que han recurrido la sanción y que la compañía tiene "cientos de embarazadas al año" a las que envía "siempre un regalo en forma de enhorabuena". "Hemos apostado siempre por la mujer", añade. "Si ves nuestra cadena de mando, hay más mujeres que hombres".

De acuerdo al informe incluido en sus últimas cuentas, Carcamóvil SL, la sociedad bajo la que opera la marca, tiene treinta mujeres y ocho hombres en puestos directivos. En tienda hay un 90% de trabajadoras. Con todo, la empresa reconoce una brecha salarial del 2%. El CEO explicó en una entrevista en El Español que tuvo "malas experiencias con chicos en la primera tienda" y por eso decidió "contratar a un solo sexo". "Elegimos a las chicas. Y viendo como son las fiestas de empresa, mejor que solo haya un sexo en las tiendas...", aseguró.

Acción sindical en Zaragoza

La denuncia y posterior sanción de la Inspección de Trabajo por el caso del taburete en Zaragoza se enmarca dentro de la acción sindical que han emprendido varias trabajadoras en la región.

Olivares, encargada de la tienda de La Venecia, se empezó a "saturar" después de tres años en la empresa. "Hacía más horas de las que me correspondían y recibía humillaciones por parte de una supervisora. Había normalizado muchas cosas, pero acudí a un sindicato, me dijeron que no era normal y que la mejor forma de frenarlo era que hubiera una delegada de personal", cuenta.

Olivares convocó elecciones presentándose como candidata por CGT y, como no se presentó nadie más, las ganó. "La empresa empezó a llamar a las empleadas y nos reunió. Dijeron que todo iba a cambiar y que no había necesidad de hacer las elecciones. Por consejo del sindicato y mío propio no las paré", continúa.

Unos meses más tarde se llevó a cabo el mismo proceso en otra de las tiendas de Zaragoza. Con respecto al resto de provincias —La Casa de las Carcasas tiene más de 200 tiendas en toda España—, a las delegadas de esta ciudad solo les consta que haya representación sindical en Málaga, con representante de Comisiones Obreras. Al CEO le "entristece" no tener con CGT "la misma buena relación" que tienen "en otras comunidades con el resto de sindicatos".

CGT ha puesto varias denuncias. La primera fue por el convenio bajo el que estaban contratadas: uno de Extremadura, cuando lo legal es que el empleado esté en el convenio que corresponda en su provincia. Se hicieron varias reclamaciones individuales y la Inspección de Trabajo instó a la empresa a aplicar el convenio correcto, además de reclamarle 23.000 euros por las cotizaciones que había dejado de ingresar a la Seguridad Social.

Posteriormente se planteó un conflicto colectivo que CGT perdió: el sindicato consideraba que debía aplicarse el convenio colectivo del metal (la tienda se dedica al comercio al por mayor de equipos electrónicos y este convenio tiene mejores sueldos) y la empresa defendía que el convenio correcto era el de comercio de juguetes y bazares. El juzgado de primera instancia dio la razón a la empresa, si bien el sindicato ha recurrido la sentencia.

Los principales problemas que denuncian las representantes de CGT, que han abierto una cuenta en Instagram para difundir sus avances, son los constantes cambios de horario laboral —"llegan a cambiarte los turnos diez veces al mes y a veces te llaman en tu día libre"— y el "control exhaustivo" sobre la plantilla. "Te pueden llamar a la tienda diciéndote que no estás en la posición correcta. Y el 'check' de venta es cada vez más loco. Casi tienes que obligar a los clientes a comprar", añaden.

Este 'check' está compuesto por diez pasos que las vendedoras han de seguir con todos los clientes: empiezan por preguntar para qué modelo de móvil buscan funda, siguen ofreciendo cristales cubrepantallas, cubrecámaras, accesorios, la promoción de la semana, artículos complementarios (cargadores, baterías) y terminan cobrando y ofreciendo la fidelización. "Si te mandan a un cliente misterioso y no has cumplido uno de los pasos, pueden retirarte las comisiones", añaden.

Alison Muñoz, ex-trabajadora chilena de La Casa de las Carcasas recientemente despedida, resume así la fórmula de la compañía, que en 2021 obtuvo 80 millones de ingresos y 12 millones de beneficio.

"Es una empresa muy feminizada, con mujeres jóvenes, muchas migrantes que dependen de su permiso de trabajo para residir en España, madres primerizas y estudiantes que viven solas", dice. "Todas ellas son sometidas a cambios de horario constantes y trabajan a tiempo parcial. Se mide todo lo que hacemos. Los objetivos son inalcanzables y para cobrar comisiones injustas. Nunca es suficiente: parece que no sean conscientes de que con las condiciones que tenemos no se puede exprimir más".