El presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, Carlos Lemes, ha negado este jueves que recibiera la llamada de ningún banco alertando del "riesgo sistémico" por la aplicación de la sentencia que adjudica a los bancos el pago del impuesto de actos jurídicos documentados -conocido como impuesto de hipotecas- y ha perdido disculpas a los ciudadanos por lo que ha reconocido como una mala gestión de este asunto.

En un encuentro con periodistas al comienzo de la jornada de puertas abiertas de la institución, Lesmes ha reconocido que hubo una gestión "deficiente" del asunto, que no se ha gestionado bien y que ha causado un daño y una desconfianza en el alto tribunal de una institución que lleva "206 años trabajando, ni a favor ni en contra de ningún sector," y no se merece.

Lesmes ha señalado que, tras conocerse la resolución que cambia la jurisprudencia existente hasta el momento sobre este tributo, mantuvo varias conversaciones con el presidente de la sala tercera, Luis Díez Picazo, que es la que emitió el fallo. Picazo le explicó que había tenido conocimiento de la sentencia por la prensa, que comenzó a difundir "cuestiones inciertas, como si eran las comunidades autónomas las que tenían que hacerse cargo del impuesto, o los bancos directamente". Para paliar esa incertidumbre, Lesmes sugirió a Díez Picazo que se redactase una nota aclaratoria, porque "no genera desconfianza sino que despeja incertidumbres, quizás no todas pero sí algunas", pero el residente de la sala optó por convocar una reunión del Pleno para el próximo 5 de noviembre.

LLAMADAS DE TELÉFONO

"Me llamó varias veces a lo largo del día y me dijo que había tenido conocimiento por la prensa de la sentencia", ha explicado Lesmes en alusión a la polémica resolución adoptada por una de las secciones de la Sala presidida por Díez-Picazo. Al día siguiente, y a la vista de lo que publicaban los medios de comunicación sobre si eran las comunidades autónomas las que debían hacerse cargo del importe, o eran los bancos a quienes debían dirigirse los clientes, Lesmes le pidió que redactara una nota aclaratoria.

Existían "incertidumbres" y por ello Lesmes pidió a Díez-Picazo que sacara una nota para despejarlas y se generara "una cierta calma". "Al señor Díez-Picazo no le pareció oportuno hacer la nota aclaratoria, me dijo que no estaba de acuerdo, y un tiempo después me comunicó que lo que iba a hacer era convocar un Pleno de la Sala Tercera del Tribunal Supremo para que resolviera los asuntos pendientes".

Según Lesmes, la nota aclaratoria no habría generado "desconfianza" y permitiría despejar algunas incertidumbres, posiblemente no todas. "Mientras que la convocatoria del Pleno sí ha generado desconfianza, a mi juicio indebidamente porque en el Tribunal Supremo cuando se producen modificaciones de jurisprudencia, lo normal es que se examinen en plenos jurisdiccionales, en una forma habitual de nuestro trabajo.

"PERCEPCIÓN DE QUE SE QUERÍA REVISAR"

La nota de Díez-Picazo ha producido según Lesmes "una percepción de que lo que se quería era revisar", una percepción que según Lesmes "no se ajusta a la realidad", porque el Pleno de la Sala Tercera es "absolutamente soberano para adoptar la decisión que corresponda, ya que está formado por más de treinta magistrados".

No obstante, Lesmes reconoce que dicha "percepción" ha producido "un gran daño reputacional", al Tribunal Supremo. "Todo esto, sin duda, no lo hemos gestionado bien lamentablemente, y se ha producido una desconfianza indebida en el alto tribunal, y no puedo más que sentirlo". Por ello, ha pedido disculpas a los ciudadanos "que se hayan podido ver perjudicados" por esta "deficiente gestión de este asunto".

"Los problemas de gestión los vamos a corregir, para que situaciones como ésta no vuelvan a ocurrir en el futuro", ha añadido Lesmes, para rechazar después que tenga intención de pedir la dimisión de Díez-Picazo. "Es un buen magistrado, ha desempeñado una labor encomiable en el tribunal", ha dicho de él, para agregar que era "un profesor universitario, catedrático de Derecho Constitucional" cuando fue nombrado magistrado del Supremo.

Finalmente, ha indicado que "cuando se cometen errores" nunca es una sola persona, ya que ha podido haber fallos "de comunicación internos". Y por ello "no se trata tanto de hacer una caza de brujas como de aprender de los errores y procurar que en el futuro no se vuelvan a cometer en ninguna de las salas del Tribunal Supremo".