Cuando en la casa propia apenas hay novedades y todo funciona como estaba previsto, es el momento de mirar cómo le va al vecino. Ayer se registró una jornada más en la que los operadores del mercado de renta variable dedicaron más atención a mirar por la ventana de la renta fija que en el patio propio. No era para menos. Por tercer día consecutivo, las palabras de Draghi en Jackson Hole siguen dando pábulo a que se encojan cada día más los tipos de las emisiones de bonos de la eurozona. No es solo el caso español, hasta otros ocho países, la mayoría del núcleo histórico de la UE los que ven reducirse los intereses del instrumento principal de financiación de los estados, el bono a 10 años.

En el caso español, doble récord, consecuencia lógica de que si bajan los tipos de interés de la deuda, también lo haga la prima de riesgo. Esta tiene de referencia el bono alemán, que también sigue bajando, con lo que el efecto es aún más pronunciado. Desde el lunes, el bono español ha reducido rentabilidad un 9%, hasta alcanzar ayer el 2,14%. De los más bajos de la historia. Y respecto al bono alemán (0,91% de cotización), la prima de riesgo se quedó en solo 123 puntos de diferencia. Hace un año era de 295 puntos. La de ayer se pone al nivel de mayo del 2010, cuando se cambió el rumbo de la política macroeconómica española. Las bolsas europeas se quedaron, la mayoría, en zonas similares a las del martes. El Ibex 35 tuvo una jornada alcista a media sesión, hasta un 0,52%, pero al final perdió fuelle y se quedó en los 10.837 puntos, un 0,10% respecto al día anterior.