La clausura del XVI Congreso Nacional de la Empresa Familiar fue todo un baño de realidad para el Gobierno y su discurso optimista acerca de que ya se ve la luz de la recuperación al final del túnel de la crisis. Los empresarios coinciden en que se ha marcado un punto de inflexión, pero subrayan que queda mucho por hacer y piden al Ejecutivo que ahonde en las reformas, cuando no las corrija directamente (caso de la eléctrica) y que aumente la inversión para recuperar la demanda interna y frenar la destrucción de empleo.

A juicio de la empresa familiar, la situación no es tan idílica como la pintan desde Moncloa. Es cierto que aumenta la exportación, pero la cifra de empresas que exportan apenas varía respecto a los años de inicio de la crisis, según subrayó ayer el presidente del Instituto de Empresa Familiar (IEF) José Manuel Entrecanales.

La exportación no consigue tampoco tapar la disminución del consumo interno, 17 puntos menos desde el 2007; el 30% de la capacidad industrial está inutilizada, y seis de cada 10 empresas arrojan pérdidas. La crisis se ha cobrado ya 470.000 empresas, resaltó el también presidente de Acciona, para quien el dato más inquietante es la reducción de la inversión pública. "En ninguna de las anteriores crisis se había prescindido de la inversión", le espetó a la vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría, en la clausura del congreso.

Una encuesta realizada de forma rápida entre los asistentes evidenció la realidad de los "brotes verdes". Muchos prevén aumentar sus ventas el próximo año, pero un nada desdeñable 59% de los empresarios familiares creen que la salida de la crisis será "moderada" y con una "tímida" repercusión en la creación de empleo, aunque un llamativo 34 % no cree que el empleo se recupere.

La visión de los empresarios del IEF fue puesta en valor por Entrecanales, quien desveló a la vicepresidenta su hoja de ruta para mejorar estos datos. Un plan que pasa por el aumento de la inversión pública, que en el 2012 alcanzó el nivel más bajo