El ultimátum que el Gobierno dio hace unas semanas a cuatro bancos medianos procedentes de fusiones de cajas para que se unieran dio ayer su primer fruto. La aragonesa Ibercaja (en plena absorción de Caja 3) y Liberbank (liderado por Cajastur) anunciaron su fusión para crear la séptima entidad por tamaño (114.000 millones de activos).

El nuevo grupo no ha recibido ayudas públicas y en principio no piensa solicitarlas, según fuentes del mismo. Afronta un saneamiento por las dos reformas financieras del Gobierno de unos 3.050 millones de euros, a los que habrá que sumar la posible limpieza que deba hacer a raíz de la evaluación del sector que el Ejecutivo a encargado a dos firmas internacionales. Para asumir este esfuerzo, tiene un amplio colchón de recursos propios (capital del 10,5%, frente a un mínimo legal del 8%) y estudiará emitir capital si es necesario, aunque se reserva la posibilidad de pedir capital público como última opción.

DOS SEMANAS La fusión se ha cerrado en menos de dos semanas. Antes habían mantenido contactos, pero Liberbank había negociado con Unicaja e Ibercaja había hecho lo propio con BMN, los otros dos bancos a los que el Ministerio de Economía ha instado a fusionarse.

Ibercaja, la más saneada, recibirá el 46,5% del capital del nuevo banco pese a aportar el 38% del activo y su presidente, Amado Franco, liderará la nueva entidad. Liberbank aporta el 43% del activo, mantendrá el 45,5% del capital y su presidente, Manuel Menéndez, será consejero delegado. Caja 3 solo tendrá el 8% de las acciones pese a aportar el 17% de los activos.

La entidad tiene más de 2.500 oficinas y casi seis millones de clientes, tendrá su sede social en Madrid, no tiene nombre y mantendrá las distintas marcas comerciales. El grupo prevé que la operación esté cerrada en otoño y no cierra la puerta a otros socios, a medio plazo.

La unión deja a BMN y Unicaja pendientes de un pacto bilateral. Fuentes del grupo liderado por Caja Murcia señalaron ayer que hay otras opciones.