El Banco de España tenía pendiente la intervención del maltrecho Banco de Valencia, pero no quería enturbiar la campaña. Ayer, un día después de las elecciones, el supervisor gobernado por Miguel Angel Fernández Ordóñez tomó el control de la entidad, cuyo principal accionista es el Banco Financiero y de Ahorros (BFA, matriz de Bankia).

La institución levantina, se- gún fuentes cercanas, debe afrontar un saneamiento de unos 800 millones (560 ya detectados en provisiones para cubrir créditos tóxicos contabilizados como sanos y 250 en préstamos al corriente de pago que pueden dejar de estarlo). Ello originará que su mora trepe del 7,4% de junio hasta, como poco, el 20%.

Para que la entidad no quiebre, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancario (FROB) le va a inyectar hasta 1.000 millones de capital. Además del quebranto que le provocarán los 800 millones en provisiones, la solvencia está por debajo de los mínimos legales.

DEPOSITOS GARANTIZADOS El fondo público también facilitará a los interventores una línea de crédito de 2.000 millones, pues la difusión de los problemas del banco y la rebaja de su calificación crediticia le ha causado "tensiones de liquidez" y una fuga de depósitos (en cualquier caso, inferior a 1.000 millones).

La intención del Banco de España es elaborar un plan de reestructuración, sanear la entidad y subastarla. Aunque no será fácil. En una nota, el supervisor pidió tranquilidad a los depositantes y a los acreedores del banco, y les recordó que la intervención garantiza que la entidad cumplirá "sus obligaciones".

El supervisor ha apartado a los gestores y ha colocado en su lugar a tres ejecutivos bancarios. Una de sus primeras misiones será elaborar los resultados del tercer trimestre. El banco decla- ró un beneficio de 16,7 millones

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