El principal problema de la crisis del euro es la política. Los 17 países que comparten el euro no han logrado tener una mayor integración política a pesar de que están interconectados. No quieren ceder soberanía a las instituciones europeas. Las reformas para frenar la especulación avanzan muy lentas. También la puesta en marcha del fondo de rescate del euro dotado con un billón de euros se retrasa. Este cortafuegos es imprescindible para blindar a la zona euro y para que los especuladores dejen de atacar la deuda soberana.