El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, conversó en la tarde de ayer (hora española) por teléfono con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Ambos "trataron sobre la importancia de que España adopte acciones decididas como parte del esfuerzo europeo para fortalecer su economía y devolver la confianza a los mercados", según el comunicado de la Casa Blanca. "El presidente (Obama) expresó el apoyo de EEUU a esos esfuerzos", añade la nota.

El comunicado sitúa el contacto dentro de "las consultas del presidente con aliados cercanos sobre la situación de la economía global". Así lo ha hecho estos días con la cancillera alemana Angela Merkel y el presidente francés Nicolas Sarkozy.

El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, había explicado previamente a los periodistas que la llamada se produjo antes de que Zapatero comparezca hoy en el Congreso de los Diputados. "Seguimos animando a los países europeos para que hagan lo que sea necesario para asegurarse de que están afrontando sus problemas para que no se extiendan", dijo Gibbs. EEUU teme por los visos de crisis sistémica de la deuda pública con que amenazó en convertirse la crisis griega la semana pasada, tras contagiar a España.

El toque de atención de Obama es una muestra más de las elevadas expectativas internacionales sobre la comparecencia parlamentaria de hoy de Zapatero. No solo vigila Europa. No en vano EEUU es el principal contribuyente del Fondo Monetario Internacional (FMI), que participa en el plan de rescate del euro.

Zapatero tiene previsto explicar esta mañana en el Congreso las medidas del Ejecutivo para un ajuste adicional del déficit de 15.000 millones en el 2010 y el 2011 y para lograr situarlo en el 3% del PIB en el 2013.

Con tanta presión sobre el Gobierno español, los sindicatos se temían ayer lo peor sobre el alcance de los recortes. Existía inquietud por la posibilidad de que Rodríguez Zapatero anuncie la congelación o una rebaja en los salarios de los funcionarios. El nerviosismo aumentó cuando los agentes sindicales recibieron la confirmación de una reunión de la Mesa General de la Función Pública hoy, al mediodía, adonde también están convocados los representantes autonómicos.

REACCION SINDICAL El líder del UGT, Cándido Méndez, advirtió de que ir a un mayor ajuste de los salarios públicos supondría "el incumplimiento de un compromiso entre el Gobierno y las organizaciones sindicales en el ámbito la función pública". Según dijo, "lo lógico" sería que los firmantes del acuerdo tuviesen conocimiento "cabal" de los planes del Gobierno antes de la comparecencia del Congreso.

A media tarde de ayer no existía tal información "cabal" en las sedes de UGT, CCOO y CSIF, pero el nerviosismo era evidente y no se descartaba una llamada de la Moncloa en el último momento. En sus declaraciones de ayer, Méndez lanzó un segundo mensaje al presidente. "Espero que el Gobierno no atienda a los cantos de sirena de imponer una reforma laboral", dijo casi a la misma hora en que el gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez, y el propio FMI insistían en la necesidad de cambios en el mercado de trabajo.

Según el gobernador, "la reforma laboral es la más necesaria de las reformas estructurales" debido a sus implicaciones sobre la competitividad de la economía española. Pero además, porque puede ayudar a reducir el déficit.