Hace solo tres días, Vikram Pandit, el consejero delegado de Citigroup, hacía sonar las trompetas del triunfo: su entidad se declaraba lista para realizar una venta de nuevas acciones que permitiría devolver al Gobierno de EEUU casi 14.000 millones de euros recibidos como ayuda y liberarse de las ataduras que implicaba el rescate. Muchos recibieron con cautela el anuncio, preocupados por una excesiva celeridad cuando a la entidad le queda mucho para demostrarse saneada.

No se equivocaron: la demanda ante las acciones para recapitalizar el banco fue más contenida de lo esperado, tanto como para que el Tesoro, que iba a deshacerse de parte del 34% de sus acciones, decidiera postergar su salida.

Tras la decisión --que ayer provocó una caída en la cotización que en algún momento llegó a superar el 9%-- late una cuestión matemática: Citi estaba vendiendo las acciones a 2,19 euros, por debajo del precio de 2,26 euros con el que el Gobierno asumió su participación (y el 10% por debajo del precio de cierre cuando se anunció la devolución). Washington se enfrentaba a pérdidas de unos 540 millones, y por eso decidió postergar la venta 90 días.