El Córdoba Futsal gana un punto y el respeto ante el Valdepeñas en Vista Alegre

Si el principal propósito de Josan González para esta temporada era hacer del Córdoba Futsal un auténtico equipo, podría decirse con propiedad que está en el camino correcto. El estreno en Primera División le reportó un empate y el respeto de todos en una noche de alto voltaje. Se quedó con un punto, como pudo hacerlo con los tres... o con ninguno. Un arbitraje desquiciante salpicó varios momentos clave de un partido en el que los blanquiverdes dejaron a su público -hubo cerca de dos mil en las gradas- con una sensación de orgullo y la certeza de haber presenciado un espectáculo de altura en la primera jornada de la Primera División.

Entre el Córdoba Futsal y el Valdepeñas hay heridas que no terminan de cicatrizar, afrentas que sufrieron otros y que dejan cuentas pendientes que heredan los recién aterrizados como una hipoteca envenenada. Siempre quedan algunos supervivientes que les cuentan aquellos episodios. Y si no es así, pues ahí están los seguidores más fieles. Ellos son los guardianes de la memoria y saben lo que pasó. El equipo blanquiverde logró ante el manchego su mayor victoria en Primera Division (7-1) y padeció su derrota más lacerante (1-9). Cada vez que se cruzan, sea donde sea, se respira un ambiente de tensión extra, de ganas a punto de explotar como un bote de ketchup atascado.

Demandas y respuestas

Un vistazo al quinteto del adversario resultaba intimidante en lo deportivo y punzante en lo emocional. Dos de los mejores jugadores cordobeses de la historia de este deporte, el cierre Boyis y el pívot Solano, salían como líderes en la trinchera de enfrente. Ese es el ecosistema de la Primera División de fútbol sala, en la que un grupo de aristócratas -por historia y por economía- mantiene un muro tras el que una amplia clase media, a la que pertenece el Córdoba entre más de una decena de vecinos, se asoma de vez en cuando. Y algunos, a veces, lo saltan. En eso está el Córdoba, construido con austeridad pero con el gen de la rebeldía bullendo en el interior de un club que cumple el décimo aniversario con el sueño de crecer.

Salió el Valdepeñas mandón, pero el Córdoba metió intensidad. El nivelazo del contrario le exigía un esfuerzo extra y una atención plena. Cualquier pifia podía penalizar. Un error en la salida de balón de Antoniazzi lo aprovechó Solano para fusilar desde cerca. El trallazo del bujalanceño lo repelió el larguero. Un trallazo de Lolo Urbano, otro paisano cordobés, lo desvió con apuros Fabio. Los de casa aguantaban el tipo como podían, tratando de ganarse su opción. Muhammad la tuvo, pero su disparo lo desvió su compañero Kenji en la línea. El italo brasileño la envió a la cruceta de la meta del Viña Albali y encendió a una grada muy implicada.

Perin y Antoniazzi se aliaron para generar en ataque y Muhammad tuvo situaciones de gol, como Zequi. La pelea era frente a frente, con contínuas fricciones y un creciente aroma pendenciero. El canterano Víctor Areales tuvo un par de subidas que concluyó con zapatazos que pusieron a prueba a su homólogo del Viña Albali. Había espectáculo... y riesgo. A falta de diez minutos, el equipo de Josan cometió su quinta falta. Con Solano en la pista, el peligro era permanente. El 9 azul exigía al máximo en defensa a un Córdoba que se engrandecía a la vista de que el plan no le iba nada mal.

Todo se le puso más de cara cuando Lucas Perin, con los galones de un líder, rompió la resistencia del Viña Albali con un latigazo esquinado que hizo estallar Vista Alegre. Apenas unos segundos después llegó la sexta falta cordobesa y el doble penalti, que ejecutó Eric Martel. Lo envió fuera. Rabioso, el ala catalán, ex del Inter, envió la pelota el larguero en la siguiente acción. Y luego llegó la polémica con una falta decretada por los árbitros que tiró Martel, desviando Fabio. Ordenaron la repetición, y el jugador del Valdepeñas la estrelló en el poste, completando en tiempo récord una colección de ocasiones desperdiciadas que provocó el jolgorio en Vista Alegre y las manos a la cabeza en las filas del Viña Albali.

Y llegó la sexta falta del Valdepeñas y el doble penalti, que envió muy alto Lucas Perin en lo que fue una ocasión formidable para agrandar la brecha. Aprovecharon los de David Ramos para golpear. Lo hizo Alberto, que firmó el 1-1 cuando faltaban 94 segundos para el intermedio. Lucas Perin, con un control fantástico en carrera, pudo hacer el segundo. El descanso puso un paréntesis en una batalla encarnizada.

Con oficio

Ambos retornaron a la pista con la misma idea: hacer daño lo antes posible. El cordobés Lolo Urbano tuvo dos disparos claros que desvió Víctor Areales. Los de Josan resistían tirando de oficio y solidaridad. Arriba, Muhammad y Perin insistían contra todo. El brasileño encontró un compinche perfecto en su compatriota Antoniazzi, que batió al meta manchego en una jugada a balón parado para el 2-1. El Viña Albali replicó. Dami Mareco sacó bajo los palos un remate de Eric Martel con Víctor ya superado. El portero cordobés le sacó una a Eloy Rojas acto seguido. Pasarlo mal estaba dentro de lo previsto.

El Viña Albali se cargó de faltas -la quinta a falta de 14 minutos- y eso prendió la mecha de la esperanza en un Córdoba que se dejaba el pellejo en la cancha para proteger su ventaja. Un torpedo de Báez y un tiro suave de Zequi asustaron al meta Álex González. En el marco local, Víctor paró muchísimo, reivindicándose en una temporada que debe ser la de su consagración en Primera.

Un penalti señalado a favor del Valdepeñas y luego rectificado por los árbitros avivó la caldera de Vista Alegre, donde los ánimos estaban ya atravesados. Cualquier cosa podía suceder. A cinco del fin, ambos iban a tope. Los blanquiverdes celebraban las acciones defensivas y emocionaban a un público que veía cerca la hazaña. Antoniazzi, con un zurdazo, estuvo a punto de romper la baraja.

Un final de locura

Mareco y Báez, la dupla paraguaya, ponía el corazón en la defenza, con Antoniazzi y Zequi dejándose los pulmones en la presión. El Viña Albali metió a Solano como portero jugador, ya a la desesperada, y el Cordoba se dispuso a combatir el asedio. Fabio Alvira hizo un paradón antes del tiempo muerto, a menos de dos minutos del final. A uno de la conclusión, con el Viña Albali jugando de cinco, Pol Pacheco puso el empate con un derechazo. Josan pidió tiempo muerto y sacó a Báez como portero jugador. El duelo tuvo un final caótico. En el último segundo, Lolo Urbano anotó en la línea de gol el 2-3 y juntó las manos pidiendo perdón al público. Ante las protestas generalizadas, los árbitros se reunieron y, previa ensalada de tarjetas, anularon la acción porque consideraron que el jugador había movido la portería. Ahí se quedó todo.

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