El Parque Cruz Conde CF consiguió ascender a la Primera Andaluza Sénior de Córdoba tras proclamarse, con total merecimiento, campeón de su grupo. Los 57 puntos cosechados en 24 partidos -18 victorias, 3 empates y 3 derrotas- dispararon al plantel albiceleste en la tabla clasificatoria. El viernes 11 de junio aconteció precisamente la última cita liguera, un día de celebración que a buen seguro no olvidará ningún integrante del equipo. Aquella noche, ejerciendo como locales, recibieron a la UD Salvador Allende ya teniendo el título y la promoción bajo el brazo. Por ello, los visitantes tributaron un emotivo pasillo a sus rivales que hizo olvidar viejas rencillas del pasado. Muy especial resultó este hecho para José Carlos Álvarez, técnico anfitrión, quien escribe cada jornada una nueva página de superación, entrega y esfuerzo.

Toda una vida vinculado al fútbol

Al cordobés, hombre ligado al deporte desde su niñez, le cambió la vida hace dos años. Unas molestias en la espalda le hicieron acudir a especialistas en pos de revertirlas. Sin embargo, a finales de 2019 le notificaron que sufría Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una terrible enfermedad por la que ya había perdido a su madre y a una hermana. El palo anímico fue devastador, pero José Carlos apretó los puños y decidió plantar cara a la adversa situación. Así pues, entre sus muchas pasiones, la que le devolvió la sonrisa fue el balompié.

El papel de Antonio Prieto en esta historia es más que relevante. El actual delegado del club guardaba un vínculo estrecho con el míster tanto por motivos dentro del terreno de juego -su pasión compartida por el fútbol- como lejos del mismo. Y es que, ingeniero técnico de profesión, ayudó a José Carlos con su empresa -Lunas Córdoba- en un proyecto hace algún tiempo. Cuando se enteró de la noticia, no tardó en proponerle liderar un banquillo de la ciudad. La opción del Parque Cruz Conde le agradó, ya que fue una de las entidades que había dirigido durante su larga trayectoria. El acuerdo no tardó en cerrarse y los dos se pusieron manos a la obra para confeccionar un bloque sólido que pudiera dar el salto de categoría.

"Siempre ha tenido la voluntad de venir a los entrenamientos, diseñaba todas las sesiones y daba igual que hiciera frío o lloviera", reconocía Prieto con orgullo. Porque Álvarez, debido a la crudeza de la ELA, cuenta con una silla de ruedas que maneja para desplazarse. Eso sí, a través del perfil de Instagram "campeones_en_superarse" quedaba de manifiesto su total y absoluto compromiso a pesar de las adversidades. De hecho, no dudaba en ingresar al verde para corregir cualquier fallo de sus pupilos o trabajar el balón parado, una de las parcelas que más le gustan. Todo lo que las imágenes mostraban, el empuje y la dedicación, se refrendaron antes, durante y después del choque frente al Salvador Allende.

Un líder dentro del vestuario

ra antes de arrancar la contienda apareció por las instalaciones situadas junto a El Fontanar. Su primera preocupación pasó por comprar agua para los adversarios, un gesto que dejó a las claras el total y absoluto respeto que ofrecía a quienes les rendían visita. Poco después, luciendo una camiseta azul diseñada para conmemorar el brillante curso, esperó a sus jugadores. Uno a uno, el cariño de todos ellos constató que José Carlos no solo es un buen preparador, sino una buena persona querida y admirada por los que le rodean. A continuación se marchó hacia una zona elevada donde suele presenciar los encuentros. Allí, con un leve hilo de voz, reconoció que "desde arriba se analiza mucho mejor lo que ocurre".

Mientras Prieto ultimaba algunos detalles con el equipo arbitral, el técnico únicamente tenía entre ceja y ceja anunciar el mejor once posible para ganar. Al preguntarle en torno a las indicaciones para actuar en el campo, respondió rotundamente "quiero que jueguen al fútbol, que sea la pelota la que corra". Ese ideal caló en una plantilla que fue la máxima artillera (69 dianas) y la segunda menos goleada (24) -solo por detrás de la UD Sur que también subió de división-.

17

José Carlos Álvarez, un entrenador victorioso contra la ELA A.J.González

David Domínguez, exjugador de la escuadra, relató su experiencia con Álvarez hace unos años. "Sinceramente, ha sido con el que más he aprendido en el aspecto técnico y táctico". El joven, que en estos momentos ayuda al club en la banda, reflejó la dilección que siente hacia su figura y no dudó en ser uno apoyo más para cualquier cosa que necesitara.

El entrenador, camino hacia el pasillo, cogió su teléfono móvil para enseñar unas fotografías antiguas de su hermano, el que fuera futbolista del Córdoba CF, Manuel Álvarez. El centrocampista debutó como blanquiverde en la temporada 1974-75 después de firmar desde el Valdepeñas. Su larga andadura intengrando la nave cordobesista le llevó hasta la 1982-83 viviendo alegrías -en forma de ascenso a Segunda División- y penas -descensos a Segunda División B-. A José Carlos se le iluminaba la mirada recordando esa etapa. Señalaba una y otra vez una imagen, en El Arcángel, donde posaba de niño junto a su familia -muy futbolera y en la que otros hermanos también figuraron en la entidad capitalina-. En aquel instante, aunque fuese durante unos segundos, la felicidad que atesoraba contagió al resto de personas que lo rodeaban.

Una de ellas es su esposa, Eva, compañera de viaje y que nunca, jamás, le permitió hundirse. Situada a su vera -además de otros chicos del equipo- analizaban los entresijos por los que el Salvador Allende podría encaminar el envite. El horizonte empezó de la mejor forma posible, ya que David avanzó al Cruz Conde en los primeros minutos. Antes del cuarto de hora aumentaron la renta al 2-0 con el gol de Carlos Torres, aunque no bajarían el ritmo en la primera marte perforando por tercera vez el arco en las botas de Gamito. Tras la reanudación, los de Sergio Varo recortaron diferencias mediante una diana en propia puerta de Tarifa. Pero Fernando, a poco del final, selló la victoria por 4-1.

La familia del Cruz Conde

La intención de José Carlos y Antonio no es otra que preparar lo antes posible la pretemporada siguiente. Las ganas y la devoción dejan a un lado cualquier obstáculo, una circunstancia por la que el míster sirve de inspiración y ejemplo a seguir. No obstante, Álvarez reseñó que el gran éxito del Cruz Conde estuvo en "el compromiso de todos". Este deporte, en el que "hay que correr y ser pillos", debe aplicar "humildad fuera y dentro del campo" bajo su criterio. Al final, "casi siempre se recoge lo sembrado" y sus chicos obtuvieron fruto a su perseverancia.

Sus fieles, Joaquín, Javi Prieto, Roda, Pablo López, David Amer, Gamito, Sosa, Antonio Ángel, Gilarte, Álvarez, Fernando, Lucas, Chechu, Pablo Gómez, Chacón, Carlos Torres, Antonio Jesús Marcos, Juni, Tarifa, Vacas, Amador, Andrés, Carlos Montes, Sierra, Quique, Carazo, David Domínguez, Guille, Sergio Romero y Alberto Marún no lo abandonarán. Y es que, la familia que gestaron durante estos meses será eterna, tanto como el propio entrenador.