Si el rojo de Roland Garros es el color de Rafael Nadal, el verde de Wimbledon el de Roger Federer, el azul de la Rod Laver Arena es el patio de Novak Djokovic. En esa pista el tenista serbio se siente el número 1 del mundo y este domingo lo ha vuelto a demostrar ganando su novena final y su noveno título en el Abierto de Australia para acercarse a solo dos Grand Slams de sus rivales en el pulso que mantienen por demostrar cual es el mejor de la historia. Daniil Medvedev, que aspiraba a romper la racha del serbio, se ha encontrado con un muro al otro lado de la red que le ha roto sus ilusiones con una lección de tenis para ganarle por 7-5, 6-2 y 6-2.

"Daniil es el rival a batir". Lo había dicho Djokovic antes de que el tenista ruso se clasificara para la final y el número 1 mundial entró a la Rod Laver Arena con las ideas muy claras de como debía hacerlo. A los ocho minutos de partido había hecho 'break' y se había adelantado 3-0, con un solo error, ocho golpes ganadores, 2 'aces' y el 86% de puntos con el primer saque. Casi perfecto. Djokovic, concentrado y paciente, buscaba el revés de Medvedev y forzaba después el error de derecha del ruso.

Pero un solo momento de inseguridad de Djokovic, que falló un 'smash' desde el fondo de la red, le permitió a Medvedev recuperar el 'break' y empezar a sacar su mejor tenis, apoyado en su poderoso saque. El tenista ruso subía su nivel de juego demostrado en todo el torneo y en los 20 partidos que llevaba ganados desde el pasado mes de noviembre.

El gesto de Djokovic de preocupación evidenciaba un cambio sobre la pista con un marcador igualado 5-5, pero, Medvedev volvía a despistarse y cedía en el siguiente juego un 0-40 que, a pesar de su saque, no pudo evitar que el número 1 mundial le arrebatara el saque en el tercer 'break point' y se llevara el primer set en 42 minutos.

Vendaval de juego

Medvedev ha respondido en el inicio de la segunda manga haciendo el 'break' de salida, pero la respuesta de Djokovic ha sído inmediata (1-1) para volver a recuperar la paciencia, el ritmo del juego y la regularidad hasta adelantarse 4-1. El tenista ruso no veía la forma de parar la tormenta y, cuando la tuvo, en el séptimo juego, el más igualdado, la ha dejado escapar con dos errores y destrozando su raqueta en la pista. Djokovic no ha dejado escapar la oportunidad de romper de nuevo el servicio del tenista ruso y apuntarse la segunda manga en 35 minutos.

Djokovic ya no ha soltado su pieza para apuntarse el tercer set (6-2) y su noveno título en Australia. "Esa nueva generación que viene deberá mover su culo, si quiere ganarnos", había lanzado el día anterior como respuesta a Medvedev que decía que "la presión la tenía toda el número 1 mundial". Y el serbio ha sabido controlarla con una exhibición y dominio.