Cualquier logro no viene caído del cielo, en la mayoría de los casos, y para conseguirlo se requiere un trabajo intenso. La permanencia del Córdoba Patrimonio en la Primera División es uno de ellos.

La afición del Córdoba Patrimonio estuvo volcada con su equipo

Las 3.500 butacas que acogen el pabellón Vista Alegre volvieron a estar ocupadas al completo por tercera vez esta temporada. Era una ocasión para la historia puesto que el visitante era un rival de mucho pedigrí como es el campeón de Liga, el defensor de todos los títulos nacionales y uno de los cuatro mejores de Europa: el FC Barcelona.

Nadie quería perderse este acontecimiento, esta página en oro del fútbol sala cordobés. Con el pitido inicial, la afición se entusiasmó por ver el carácter aguerrido y competitivo del Córdoba Patrimonio, pero también la calidad de la constelación de estrellas internacionales que vestían la elástica azulgrana, entre las cuales se encontraba el jugador más en forma del momento: el pívot brasileño Ferrao.

La afición cordobesa se hizo notar y protestó las dudosas decisiones de los árbitros

El carioca mostró desde el principio su amplio repertorio de detalles técnico sobre la elegante pista azul de la LNFS y deleitar así al respetable. Pero lo primero que celebraron los aficionados, entre los cuales había numerosos niños, fue el tanto de David Leal que marcó ante un grande, como sucedió ante Movistar Inter. Tras este gol hubo un detalle que generó cierta controversia. La charanga de la Agrupación Musical del Cristo de Gracia interpretó los sones del himno de España y fue coreado por parte del respetable, al mismo tiempo que lucían banderas rojo y gualdas. Una mezcla de deporte y política que nunca ha funcionado aunque haya muchos que se empeñen en intentarlo.

El sueño tomaba forma

El público estaba animado al ver cómo su equipo plantaba cara al equipo a batir en España. Y también lo hizo en los momentos delicados, sobre todo para animar a Giasson por su gol en propia. Aunque ese golpe duró poco con el gran gol de César para volver a creer en la victoria. Sin embargo, Ferrao no solo tiene detalles de calidad, sino también una eficacia máxima tanto en el golpe de castigo como en el penalti. Tras una merecida ovación para ambos equipos al descanso, en la reanudación el Barça dio un paso al frente y los blanquiverdes lo terminaron pagando. Los aficionados querían animar a los suyos, pero poco a poco comenzaron a buscar a los árbitros, que salieron muy protestados de Vista Alegre por decisiones dudosas. Ferrao reconoció que el Córdoba «nos hizo sufrir muchísimo y defendió muy bien», además de disfrutar del «buen ambiente» de Córdoba. Unas cualidades que, unidas al esfuerzo demostrado lo supo ver un público que se puso en pie para aplaudir a los blanquiverdes desde que restaban 22 segundos para el final. Esa es, sí, la dulce cara de la derrota.