Está el Barça donde casi nadie imaginaba que llegaría tras la catástrofe de París. Está en el bombo de los cuartos de final, aguardando rival, cruzando los dedos para que le toque mañana la única cenicienta que queda en un diabólico bombo: el Leicester de Shakespeare, el técnico interino que ha enterrado en un par de semanas la memoria de Ranieri eliminando al estéril Sevilla de Sampaoli, capaz hasta de fallar dos penaltis en una misma eliminatoria, algo que el Barça no hizo. Atlético y Mónaco son los últimos en unirse a esa aristocracia europea, donde no hay ningún sitio para el City de Guardiola. que cayó después de firmar un resultado increíble (6-6 en el global de la eliminatoria), que no le vale.

UNA FALTA, UN CONDENA / Tras una desastrosa primera mitad donde el Mónaco protagonizó la tormenta perfecta, el City se levantó en la segunda. Pero una acción a balón parado pilló al equipo de Guardiola desorganizado para que Bakayoko, con un imponente cabezazo, lo echara de Europa. Es la primera vez que Guardiola no llega a unas semifinales de la Champions en su carrera como entrenador, algo que sí consiguió con el Barça en sus cuatro años (fue campeón dos veces, en el 2009 y 2011), y con el Bayern en sus tres temporadas. Una falta lejana, a casi 40 metros de la portería de Caballero, condenó al City a quedarse fuera de los ocho mejores equipos del continente, donde se coló milagrosamente el Barcelona.

SOLO 20 SEGUNDOS / A ese selecto grupo se unieron ayer el Atlético, que había hecho de forma excelente su trabajo en Alemania, y ese majestuoso Mónaco de Jardim, configurando unos cuartos de final realmente explosivos. Quedan abiertos esos cuartos a muchas posibilidades desde duelos domésticos -Dortmund podría cruzarse con el Bayern de Múnich - hasta clásicos exportados a Europa (Barça-Madrid) o derbis madrileños de alta carga simbólica con el cholismo del Atlético reclamando venganza deportiva después de dos finales de Champions perdidas en los tres últimos años ante el equipo blanco.

Para el Barça, que caía precisamente la pasada temporada en los cuartos de final ante el Atlético en el Calderón, Europa supone ahora una inyección de energía. Tras vivir en el abismo durante la eliminatoria con el París SG, halló en el último suspiro la puerta del paraíso para llegar a cuartos. Jamás gobernó esa doble cita con el campeón francés. Ni en el Parque de los Príncipes, ni en el Camp Nou. Estuvieron los azulgranas sin mandar en esos dramáticos octavos de final durante 184 minutos y 40 segundos. Necesitó solo los últimos 20 segundos del tiempo añadido en la vuelta para ponerse por delante gracias al eterno gol de Sergi Roberto. Fueron 20 segundos más que suficientes para pelear por reconquistar la corona que alzó el Barça en el primer año de Luis Enrique ante la Juve (Berlín-2015).

PRECEDENTES DUROS / Todos quieren lo mismo: el Leicester, el milagro del cesado Ranieri con ese radical toque shakesperiano que se ha llevado por delante una pujante revolución sampaolista que se agotó en Sevilla. El Barça también desea ese enemigo asequible, al igual que el Madrid, actual campeón. La Juventus cree que es su momento, el Atlético está cansado de perder finales y el tridente necesita otra Champions para alimentar su leyenda.