El Huracán de Valencia CF disfruta de su primera fase de ascenso a la categoría de plata en la temporada de su fundación. La entidad levantina tiene su origen en el Torrellano, un club de la pedanía de Elche, que cambió de ubicación y de nombre para posteriormente comprar una de las plazas que la Federación Española ofertaba en el grupo tercero de Segunda B. Un proyecto ambicioso, con el dinero como referencia, pero sin masa social y unas instalaciones poco adecuadas para una categoría profesional. Eso sí, su ilusión es comparable a la del Lucena.

De la mano de su presidente, el periodista valenciano Toni Hernández, y su hermano José Ignacio, jugador y secretario técnico del equipo, conformó una plantilla de garantías rápidamente. Destaca su cuerpo técnico, dirigido por Nicolás Estévez, un técnico joven con experiencia en las categorías inferiores del Valencia y que coordinó el campus de Pepe Reina que se celebró en julio del año pasado. Junto a él, el preparador físico Miguel Villagrasa, campeón de la Copa del Rey con el Valencia.

El extremo David Fas es el máximo goleador del Huracán con diez tantos --seis de ellos de penalti--, por lo que es su jugador más importante, rápido y con desborde en banda. En líneas generales, la parcela ofensiva es la más potente de este equipo, con hombres importantes como Omar, Morgado, Rufino y el espigado Sergio Postigo, sondeado por la secretaría técnico celeste la pasada campaña. Aunque, sobre todo, llama la atención su fichaje estrella de cara al play-off , el holandés Berry Powel, que intentará echar una mano a su nuevo equipo a pesar de que no está en su mejor estado de forma tras la lesión que tuvo esta temporada, cuando formaba parte del Gimnástic de Tarragona, con el que anotó nueve goles.

El equipo rojiblanco, que algunas fuentes ligan al Stoke City inglés --de hecho, viste igual--, llega al play-off en un espectacular estado de forma, ya que ha ganado ocho de sus últimos diez partidos, con una serie de cinco victorias consecutivas, aunque ha ganado tres partidos menos que el Lucena (18).

Sin embargo, el tercer equipo de Valencia no tiene mucho tirón en Manises, una población situada a unos 20 minutos de la capital y en la que se encuentra el aeropuerto valenciano. La media de espectadores no sobrepasa los 1.000, aunque en el decisivo encuentro del pasado domingo ante el Atlético Baleares logró que asistieran 2.000 personas gracias a una campaña de precios populares. No tiene demasiada presión en ese sentido y ya puede dar por magnífica su temporada.