Con un sobresalto empezó la noche y con la cotidianeidad de otra solvente actuación azulgrana terminó la liguilla. Con un susto monumental producto de un error de Valdés al primer minuto y un gol de Xavi a la media hora que rubricó la clasificación del campeón se resumió la noche de Kiev. El defensor del título no podía marcharse avergonzado por la puerta de servicio y entró en los octavos, con otra victoria, como primero. Objetivo cumplido.

El héroe de tantas noches se convirtió en el villano por unos minutos y habría sido designado el gran culpable en caso de una catástrofe si el Barça hubiera encajado un segundo tanto. A Valdés le liberó Xavi de la eterna condena al cabo de media hora, cuando el Barça andaba quitándose el susto de muerte que se llevó con el gol de Milevskiy. Valdés era el que más y mejor había calentado antes del partido. No tenía la excusa del frío; tal vez habría podido esgrimirla Piqué, que cometió una falta absurda. Con la camiseta amarilla

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