La historia y el nacimiento del Trofeo Ciudad de los Califas están irremediablemente ligadas al Real Madrid. El germen del torneo fue la visita del club blanco a Córdoba en compensación por el traspaso a la entidad merengue del guardameta Rubio. Este último, jugador del Deportivo Córdoba, era un portero de los que sobresalían. El Real Madrid, que lo sabía, lo quiso fichar. Rafael Jaén, presidente del Deportivo Córdoba, pensó entonces que mejor que el dinero, prefería que el club madrileño desplazara a su equipo juvenil para medirse al suyo, corriendo con los gastos de desplazamiento. Un simple detalle de rutina en las transacciones deportivas entre clubes se convirtió en la semilla de un acontecimiento deportivo hoy fuertemente arraigado.

Y así, el 23 de agosto de 1980 comenzaron a desfilar por el campo los representantes juveniles del Real Madrid y el Sevilla FC, junto al árbitro cordobés Antonio Flores Muñoz. Hacía un calor en El Arcángel propio de este mes en Córdoba. Noventa minutos después el marcador indicaba un 5-2, con victoria para los andaluces. En el equipo merengue sobresalía un jugador, Miguel Pardeza, que en apenas un par de años, sería conocido como componente de la "quinta del buitre" (con Butragueño, Martín Vazquez, Míchel y Sanchís). Fue el único que no cuajó en el equipo blanco pero triunfó con el Real Zaragoza. El Real Madrid se ensañó en el tercer y cuarto puesto con el Recreativo Oscus (4-0), club organizador del torneo y que militaba en una categoría inferior al resto de los participantes, mientras que el Sevilla se impuso en la final al Córdoba (2-1). El triste paso del Real Madrid afectó al ánimo de un club acostumbrado al éxito y Luis Molowny, histórico técnico del equipo blanco, lanzó una promesa, volver a Córdoba para ganar. Y seis años después la cumplió. Hoy en día es el equipo que más trofeos ha logrado, quince, y el segundo club que más veces ha participado, 24, detrás del Córdoba (29).

La presencia casi asegurada, año tras año, del Real Madrid permite ver en acción a las jóvenes perlas de la cantera blanca, como lo hicieron en su día Raúl, Pardeza, Casillas, Guti o Portillo. Así, han sido califas por un día jugadores que llegaron no solo a sus primeros equipos, sino que además destacaron en el panorama futbolístico español.