Ya solo queda pasárselo bien. Valencia será, el próximo fin de semana, la fiesta deseada, la de cada año, la de la despedida, pero nadie se jugará nada. El Gran Premio de Malasia decidió la última corona que restaba por conceder y fue a parar, cómo no, a la poblada, melenuda y graciosa cabellera del italiano Marco Simoncelli, de 21 años, e íntimo amigo de Valentino Rossi. Dicen que, por la noche, el Doctor le rapó al cero. Dicen. Lo cierto es que el rebelde Simoncelli, al que muchos calificaron a lo largo del año como "temerario", ganó ayer el título con una mano, sin presentar batalla a Alvaro Bautista. El español hizo lo que debía, que no era otra cosa que ganar para intentar retardar el título mundial del italiano y mantener sus aspiraciones al título mundial, pero Marco Simoncelli consiguió su objetivo al acabar tercero. "La segunda posición (del Mundial) no está mal --dijo Bautista--, pero no era ése el objetivo que teníamos a principio de temporada, aunque en cualquier caso, la semana que viene en Valencia trataremos de dar otra alegría a nuestra afición", sentenció.

NUEVA EXHIBICION DE ROSSI Pocos minutos después, Rossi dio buena cuenta de Dani Pedrosa, a quien dejó comandar la carrera de MotoGP hasta su ecuador, luego le hizo un interior de izquierdas y se fue, se fue, se fue, hasta la bandera a cuadros. Rossi es insaciable. Su carrerón de ayer, impecable, imposible de clonar, majestuoso, significa su victoria número 97 en 209 grandes premios disputados a lo largo de los 12 años que lleva en el Mundial, pero significa mucho más, significa su podio número 150, es decir, que Valentinik acaba en el cajón las dos terceras partes de carreras que corre. Más aún: suma ya 350 puntos, 10 menos que el récord que logró en el 2005 (360) y que superará en Valencia, fijo, porque del podio no se baja.

Todos corrieron con la cabeza y todos acabaron inundados, encharcados, casi ahogados en sudor. Sepang es un martirio, pero tanto el húngaro Gabor Talmacsi, que ya cedió su corona de 125cc hace días al francés Mike di Meglio (Derbi), como Bautista y Rossi, demostraron ser auténticos atletas sobre el asfalto pues no permitieron que nadie, nadie, les tosiera ni les arrebatará tres victorias que se ganaron a pulso. "Sé que no voy a ser original si digo que estoy en una nube", comentó el nuevo y flamante campeón de dos y medio, "pero, por mucho que sueñes y te imagines estos momentos, es imposible pensarlos tan hermosos".

Por más relevos que la vida, el Mundial, los equipos, fabriquen para destronar a Rossi, el ocho veces campeón del mundo volvió a demostrar, en unas durísimas condiciones, que es el mejor y que tiene cuerda para rato. Ya nadie se acuerda de Stoner, dañado en una de sus manos; nadie ve en Pedrosa un rival del campeonísimo; Jorge Lorenzo se volvió a caer ayer; Nicky Hayden, campeón del 2006, abandona Honda amargado y ficha por Ducati, y Andrea Dovizioso, que protagonizó una carrera espectacular al lograr su primer podio en la categoría reina, contará el próximo año con la mejor Honda para intentar toser al mejor de los mejores.