Crítica teatral

Corazones apretados en el sueño de una noche

El estreno de la producción del IMAE para celebrar el 150 aniversario del viejo coliseo introduce al público en la magia, el sueño, la realidad y el amor

Pablo García López, Fernando Tejero, David Fernández y Juan Carlos Rubio saludan al público al final del espectáculo.

Pablo García López, Fernando Tejero, David Fernández y Juan Carlos Rubio saludan al público al final del espectáculo. / RAFA ALCAIDE

Sueños y realidad, amor y magia. El sueño de una noche en el Gran Teatro se estrena con motivo de celebración. Siglo y medio, Gran Teatro. El dramaturgo y director montillano Juan Carlos Rubio inicia el texto de cumpleaños. Sueño y realidad: esta noche se dedica a los nombres y actos que han hecho posible el estar hoy aquí. Imagen y recuerdo, Juan Carlos Limia; Amor y magia, Ana Linares, -‘porque sí, porque te lo mereces’-destaca el narrador. La cultura cordobesa, nacional e internacional y las artes escénicas agradecen el tiempo, el cariño y la vocación invertida. Gran Teatro, esta obra es en tu nombre, bella por ser una producción del Instituto Municipal de Artes Escénicas (IMAE) para este fin.

En la fiesta estrellada el agradecer es el sentido de El sueño. Isotopía de cumpleaños, eres un juego de narradores. Ligero perfume de alma: la primera voz cede su espacio a una multiplicidad: la Orquesta Joven de Córdoba, dirigida con precisión por David Fernández Caravaca. La noche inmensa se extiende. Su discurso escénico, con proposiciones de Friedrich von Flotow, Hector Berlioz y Franz Schubert, ha sido interpretado por el tenor Pablo García-López.

El tenor Pablo García-López, durante su intervención.

El tenor Pablo García-López, durante su intervención. / Rafa Alcaide

Segundo narrador, melódico y aplaudido por su elección de un exigente repertorio. Noches de estío, por sus graves difunde su punto de fuga. Alcanza, en una continuidad sémica, al sueño de una noche de verano. Suenan los textos de Felix Mendelssohn-Bartholdy y David Fernández da entrada al tercer narrador, el gran Fernando Tejero. ‘Es la hora en que crepitan los últimos tizones’.

Sobre la música recitará el espíritu errante, cordobés en todas sus formas. En su silla y con los pies plegados, entrelaza los dedos y mira a sus compañeros de escena. Como la luna en su esfera, es el duende paciente e inmerso en el discurso. Espera un segundo a las vibraciones de la última frase instrumental y habla. Gran Teatro, danza cómica en la hora de tu noche ya profunda. La figura-Puck arquea los hombros, desciende al suelo para cambiar los gestos y la voz: es él y todos los nombres de este sueño dramático. Con prosa corriente y moliente, resuelve con gracia el lío de nombres de esta comedia shakespeariana actualizada por el reconocido Juan Carlos Rubio. ‘Ándele!’. La música incidental apunta, incita y encumbra los actos descritos.

El actor Fernando Tejero, durante el espectáculo.

El actor Fernando Tejero, durante el espectáculo. / RAFA ALCAIDE

 Las voces intercaladas te dedican dulces sonetos de amor, sueño y magia. Gran Teatro, ‘ama y languidece por ello, ya sea gato, oso, leopardo o jabalí de cerda afilá’: ya sea palacio, convento, presentación de carteles taurinos o de la Zara Fashion Week. El sueño de una noche en el Gran Teatro se despide aplaudida como juego vivo de primeros planos, versos y cuerpos musicales en movimiento. Todos claman en voz alta: que sigan representándose tus signos dramáticos; que continúe este hilo de voz las artes escénicas comprometidas con el arte y con la cultura de discurso abierto e inclusivo; que los corazones apretados reciten sus versos: ‘sé como tú debes ser: cobra tu anterior sentido’. Por las conciencias atentas que quedan por venir y disfrutarte, Gran Teatro, ¡feliz ciento cincuenta cumpleaños!. ‘El corazón generoso | nunca cura de parar | donde se puede pasar, | sino en más dificultoso; | nada le causará hartura, | y sube tanto su fe, | que gusta de un no se qué | que se halla por ventura’—Glosa «A lo Divino», de Santa Teresa de Jesús.