Diario Córdoba

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ENTREVISTA Francisco Antonio Carrasco Periodista y escritor

«El azar es lo que configura nuestra vida»

«Me sobran los adjetivos innecesarios y todo lo que no vaya a lo importante», afirma

Francisco A. Carrasco sostiene su nuevo libro, que presenta mañana. Francisco González

«El azar es lo que configura nuestra vida». Con esta frase resume Francisco Antonio Carrasco lo que esconde su nuevo libro de relatos, que, bajo el título de Los ídolos de bronce, reúne catorce historias que atraen a su lectura hasta el final, en muchos casos realmente sorprendente. Historias como la del último viaje en El Canfranero de quien no debería haber muerto en ese tren, la del tesoro soñado que no fue tal, la del rayo que partió en dos a un canalla o la de esa máscara que nunca llegó a ponerse Olga para disfrutar de incógnito del sexo. Todo ello relatado con una prosa cuidada y limpia, sin artificios, lo que, según el escritor, debe al oficio de periodista que ha ejercido durante casi 35 años en Diario CÓRDOBA. Mañana, Carrasco dará a conocer esta última obra, la cuarta de su producción, en la delegación territorial de Cultura, a las 19.30 horas.

‘Los ídolos de bronce’ ya ha recibido las mejores críticas, incluso antes de su presentación. ¿Es para usted un libro especial?

Estoy muy contento de todos mis libros, no les cambiaría nada, pero me siento especialmente satisfecho de este porque se han dado unas circunstancias muy raras y porque he tardado en escribirlo diez años por todo lo que ha pasado en este tiempo. Confinamiento, jubilación… Es un libro muy especial y al que he cuidado mucho porque tenía tiempo y, además, hay algunos relatos que significan mucho para mí.

El azar juega un importante papel en estas historias. ¿Por qué?

El azar es lo que configura nuestra vida. Tu encontraste a tu marido y a tus amigos por azar, igual que a los compañeros de trabajo. El azar lo hace todo y nuestra vida puede ser muy feliz o muy infeliz dependiendo de la gente o los hechos que, en un momento dado, se crucen con nosotros. Siempre hay algo que en un instante lo puede cambiar todo.

¿Conoce el final de cada relato cuando empieza a escribirlo o también lo deja al azar?

Yo soy un cuentista y los cuentistas, normalmente, dejan muy pocas cosas al azar. Yo tengo una idea, conozco el final y sé cómo la voy a escribir, pero te pueden ir surgiendo cosas. Y después modificar, corregir... Soy de los que piensan que si un relato debe tener mil palabras hay que ajustarse a ellas y elegir las más adecuadas. Algunas veces me despierto por las noches con la palabra que me faltó el día anterior.

Y en busca de esa palabra justa consigue una escritura concisa y clara, que va al grano. ¿Le sobran los artificios?

He sido periodista toda mi vida y voy a lo importante. Me sobran adjetivos innecesarios y todo lo que no vaya al grano, digo lo que quiero decir. El periodismo ha influido mucho en mi escritura, no solo en el estilo, sino en la forma, porque muchos de mis cuentos son como un reportaje. Lo importante va al principio y después voy desarrollando la historia. De alguna manera, he fundido periodismo y literatura o le he dado carácter literario al periodismo.

Algunos de los finales de estos relatos dejan al lector con la boca abierta y hasta con angustia. ¿Busca provocar la sorpresa?

Un cuento es eso, tiene que tener un final especial. Si escribes un relato de cinco folios y no tiene un buen final es como si fuera una simple redacción, tiene que tener algo que le dé intensidad. Y yo procuro que todos mis cuentos sean muy intensos, que aunque tenga dos páginas lleven una historia detrás.

También los hay abiertos que deja a la imaginación del lector.

Lo hago para que la gente reflexione. En algunos de estos relatos planteo una situación, la llevo a unos límites y ahí la dejo para que el lector saque sus propias conclusiones sobre lo que tiene que pasar en esa historia. Y es lo que he hecho en La máscara, por ejemplo.

Muchas de estas historias podrían desarrollarse en una novela.

El último cuento que escribí, Justicia natural, no sabía cómo afrontarlo cuando me lo contaron porque es una historia que puede darte para una novela, pero se me encendió la luz y escribí el cuento introduciendo elementos de la época y de mi niñez. Finalmente, a pesar de que se quedó en tan solo dos páginas y media, quienes lo lean conocerán la historia completa, porque un buen cuento, si no te lo narra todo, te debe ofecer las claves para que lo conozcas.

¿Dónde se ha inspirado? ¿Cuántos de estos relatos son historias reales?

Yo diría que la mitad, aunque todos surgen por un hecho real que he oído en algún momento por azar, pero después, en algunos casos, la historia principal cambia, me sirvo de ella para crear otra nueva. Otros, sin embargo, están basados en hechos reales, como El camión de la muerte, el cuento más duro de todos, que está basado en una historia que sucedió en Córdoba, igual que Tormenta. Ahí no me he inventado nada, lo que ocurre es que cuando se pone en funcionamiento la maquinaria de la guerra saltan por los aires los límites de la imaginación.

¿Cuál de todos estos relatos es el más especial para usted?

El del tren El Canfranero, porque es una historia que me ocurrió a mí. Está escrito desde el 2012 y surgió cuando me dijeron que tenía dos pólipos cancerígenos que tenían que operarme. En esos días fui a una exposición fotográfica de José Juan Luque sobre Huesca, donde yo hice la mili. Yo viajaba a diario en ese tren y siempre pensé que acabaría descarrilando. Creía que moriría ahí. Al ver la foto me acordé de todas aquellas sensaciones. También es muy especial Tormenta, porque el protagonista es mi padre.

¿Qué ingredientes no deben faltar en un buen relato corto?

Una historia potente que emocione a los lectores y transmitirla bien, que es lo que a mi me preocupa. Enganchar al lector y que no pare de leer hasta el final. Yo no escribo un cuento y diez que lo acompañe, no meto nada de relleno tarde lo que tarde.

¿Para cuándo la novela?

Espero que no tarde mucho, pero va a ser una novela de no muchas páginas, cada capítulo será como un cuento y girará entre los años posteriores a la guerra civil y el 15 M, pero me queda mucho que investigar.

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