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CRÓNICA

Miguel Ríos y sus Black Betty desafían al tiempo en Córdoba

El viejo rockero ofrece a los suyos un enérgico concierto en La Axerquía

Miguel Ríos y Javier Ruibal en La Axerquía

Miguel Ríos y Javier Ruibal en La Axerquía FRANCISCO GONZÁLEZ

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Miguel Ríos y Javier Ruibal en La Axerquía Pilar Montero

Como reza uno de sus temas, Los viejos rockeros nunca mueren. Así que Miguel Ríos se resiste a dejar los escenarios, aunque se haya despedido con anterioridad, como evita dejar en vilo a quienes le esperaban con verdadera alevosía el pasado abril en Córdoba. A pesar del aplazamiento del concierto, de los seguidores foráneos que se han quedado en el camino, La Axerquía congregó la noche de este viernes a cerca de 1.300 almas envenenadas por el rock y el blues.

Noches atrás pisaba el mismo escenario Serrat para una despedida, parece, en serio. El catalán y el rockero granadino tienen la misma edad. Mientras el primero evocaba una seriedad casi bíblica en homenaje a la poesía de las canciones, el segundo salió a disfrutar. «Vuelvo porque quiero, porque disfruto», parecía decir junto a sus Black Betty. Gaby Pérez, guitarra y banjo; Manu clavijo al violín; Luis Prado al piano y José Nortes, guitarra, arropan la propuesta El blues de la tercera edad con una armonía que ya quisieran muchos de Nueva Orleans.

Ritmos latinos, flamenco y jazz

Pero antes, Javier Ruibal y su banda mezclaron ritmos latinos con flamenco y jazz, reivindicación de interculturalidad incluida. El cantautor no escatimó en su característico ritmo del Magreb y arrancó algunas palmas. Mérito calentar la atmósfera con 'La reina de África' o el maridaje de bulerías, jazz y rock antes de que el propio Ríos subiese al escenario para cantar junto a su compañero de gira. Luego sí, después de esa muestra de amor por la música en vena y tras la ovación unánime, "señoras y señores, Miguel Ríos y los Black Betty trío".

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Miguel Ríos desafía el paso del tiempo en La Axerquía FRANCISCO GONZÁLEZ

En un formato acústico, comenzaron con El blues de la tercera edad. Muy acorde, teniendo en cuenta la gran cantidad de arrugas entre el público. Muy dignas, eso sí. Como la elegancia que Juan Gabriel, fan acérrimo, demostró en su conjunto vaquero de Levi's y su tupé a lo Travolta. "Considero que su mejor disco es el de Los viejos rockeros nunca mueren", aseguró este nostálgico de la época en que los discos se compraban sin discusión. "Hombre, yo mi vena rockera la tengo", añadió.

"¡Eres un grande!", le gritaron las señoras, antes de que el frontman vistiese a la noche de septiembre con 'Por San Juan', inspirada en un texto de Manuel vicent. "Es que está espléndido", observó J. Caballero desde la zona del Ambigú. Sí que lo estuvo, rodeado de esta atmósfera íntima, en los tonos verdes de las luces. Cómplice con los suyos en la intimidad que logró dentro del anfiteatro. Divertido, hablador guitarra en mano. Ligón con las primeras filas. "He venido a obedeceros y cantaré todo lo que me pidáis", aseguró antes de 'Vuelvo a Granada'.

Desde 'Memphis granada' hasta el himno 'Bienvenidos', el viejo rockero le hizo la zancadilla al paso del tiempo. No hay edad. Libertad y rock and roll.

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